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Imperfecto

Nota del Autor: Este post es un experimento y una crítica a los poetas.


En este poema voy en playback
como creyendo que alcanzo
a la canción que siempre dejé atrás.
A tí, Diosa del Destino, 
que en lienzo dibujé
prófugas estrofas
de aquella estúpida melodía 
que una vez imaginé:
fuiste hado, fuiste hada
 y fuiste fatalidad,
dulce Perseída de fin infinito
cuyo destino ahora inquiero
¿por qué precipitaste?
Si tus estrellas jamás alcancé
bajo este siniestro cielo
que sólo conoció mortandad.

Poema 



Con fin abrupto, inspirado en la mitología y estilo demasiado imperfecto, ¿cómo podría llegar esto a ser poema? Sus versos, meses después de escribirlos, hasta podrían llegar a gustarte. Incluso podrían estar dedicados a una Diosa Celestial imperfecta o a una predecible Musa del Destino, quién sabe. Ambas mortales. Aunque, para ser del todo sincero, en el poema no hay nada de poesía, sino un algo-rítmico que no pasa de ocurrencia adolescente. Además, es el amor a uno mismo lo que adorna este poema primerizo y vacío, no el de la figura de la mujer, que está endiosada hasta el propio autoego para luego arrojarla al abismo. La belleza, como percepción que es, pertenece a... ¡Ah!

Transcurren las primaveras
 y te puede gustar el párrafo anterior, 
puede, incluso, tal vez,
  que detestes su exceso de comas
aunque sean de las necesarias,
de las que van emergiendo 
en los primeros textos 
del poeta novato y perfeccionista
que busca estilo propio sin saber ser 
 la sinfonía de lo que escribe
o de lo que le gustaría describir.


Maduras y sigues sin verlo y sí, 
puede que te guste la prosa anterior 
puede que la abundancia de conjunciones
esconda un poema, un rítmico verso
que sin excesos, todavía, no sepas ver.

Y al fin
años después
como de un despertar
encuentras la estructura
para que la prosa abdique
y poema pase a ser
ahogándolo todo
en redundancias rítmicas
que ausentes de pausas
aún no sabes sin más
 delinquir.

Pausas. Delinquir. ¡Buah! Cracker de poesías, barato profanador de poetas muertos; tachas, encuentras y te vuelves a perder: el ritmo ya lo tienes pero no haces sino empeorar. Los años pasan y es como si no hubieras avanzado desde tus inicios. De vez en cuando escoges un par de versos y haces que todo lo demás colapse sobre ellos. Eres tan predecible como tu Musa del Destino: estás ocultando tu alma bajo lo imprescindible y eliminando lo superfluo. Que cursi. Tú y tu perfeccionismo; y todo, ¿para qué? para nada porque la rima sigue pareciendo la de un crío que creyó ingenioso rimar con el infinitivo,
por eso tachas
 y desechas la idea de poema 
refugíandote en el desorden de la prosa
Porque, ¡uups!
¿cómo se llaman los que escriben prosa? 
 ¿Acaso son "prose(ne)tas"?
Nadie los conoce.
Parece no haber termino medio
Y es que quizá el problema sea yo:
la de un poeta que escribe en prosa
rendido ante lo imperfecto.
O yo que sé.

Ya bien entrado en la adultez; prosa, poema o texto libre, qué más da. A estas alturas del camino no encuentras belleza ni en lo etéreo. Todos sabemos escribir bonito, forzar la rima y hasta crear nuestras propias reglas de estilo. Nadie escribe para la eternidad y cualquier historia nueva es una derivación de otra pasada. Queda poco lugar para la sorpresa y te aceptas como lo que eres:  imperfecto.

El último que apague la luz.

Nota del Autor: Intenté ser creativo y me salió este post tan estúpido e imperfecto. Intenta ser una retrocorrección/iteración de su párrafo/poema/prosa anterior; como si cada párrado/poema/prosa estuviera escrito en distintas épocas de la vida con su correspondiente nivel de madurez. Lo tachado son las correcciones finales del texto. Es imperfecto y sí, he escrito poemas sólo para adornar un texto que trate sobre ello, ¿no escribía Tolkien versos en elfo? :-P

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