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Sobre el paso del tiempo

I .- Marzo de 2024

Llevo semanas dándole vueltas a la representación del paso del tiempo, de nuestra vida, y de aquellas historias en potencia que no ocurrieron, pero sí aquellas en las que nos hemos convertido. Hay películas que lo plasman a la perfección, como Legends of the Fall, en la que Brad Pitt, en un momento surrealista, decide desaparecer durante años abandonando un romance idílico que no le esperó. Él no quiso. Ella sí. Luego la historia se invierte, y se vuelve a invertir retornando a su estado original.

Pero no. No estoy hablando de historias, sino del paso del tiempo y de ese instante de colisión entre dos historias que, tiempo atrás, ya habían divergido. Me refiero justo, justo, justo a ese instante. Recuérdalo al final del texto.

Hay historias que hoy no entendemos, que despreciamos en favor de otras, y que desincentivamos para matar su desarrollo. Y no, no siempre volvemos a coincidir con una historia del pasado, nuestros años vuelan y las olvidamos; sólo que a veces te las reencuentras en formato «lo que pudimos ser, pero proyectado en la vida de otro»; y es en ese instante cuando te atraviesan emociones ambivalentes como si estuvieras viviendo dentro de un sueño irreal. Y no, tampoco tiene sentido extrañar algo que no ocurrió. Pero lo sientes y no hay nada más real que eso.

No toda historia pasada es del género romántico, aunque no por eso están hechas de otro material. Toda decisión que tomamos es una nueva ramificación de nuestra historia actual; y toda decisión que abandonamos es una historia que podría regresar para enfrentarnos a nuestras ambivalencias. 

Somos lo que vivimos. Somos nuestros recuerdos. Y somos más complejos que todo lo anterior: ¿qué son los recuerdos sino historias? ¿qué son las historias sino decisiones? y, ¿qué son las decisiones sino ramificaciones de una historia? Y no me olvido de que somos más emoción que memorias.

Todo llega, todo pasa, y casi todo regresa. Y sobre eso quería escribir hoy, no sobre historias, sino sobre lo que somos a través del tiempo. Nunca antes. De la historia que somos y que, a la vez, nunca fuimos. 

Tiene su punto anacrónico el texto: la clave está en la colisión, importante para entender el escrito. Sólo a través del tiempo y sabiendo navegarlo, la historia terminará mirándote a los ojos—pero será demasiado tarde.

Bye.

P.S. Para acabar, esta canción de Lindsey Stirling representa también el paso del tiempo. En ella, una Lindsey adolescente se encuentra con distintas Lindseys del futuro, que son sus distintos personajes de cada éxito de su pasado actual. Reconozco que llevaba años sin oír nada de esta mujer por volverse extremadamente infantil, pero aquí regresa su mejor versión. Creo que a determinada edad, todos nos hacemos las mismas preguntas y tenemos las mismas inquietudes. 



II .- Abril de 2024

No creo en la escritura si no es mediante la pulsión. La inspiración es eso, o así la siento yo: como un estado emocional y trascendental en que necesitas expresar algo con urgencia porque lo que sientes/piensas ya se te está diluyendo entre las manos, sí, como la arena que se filtra entre tus dedos, al agarrarla, y se te va escapando. Es un ahora o nunca. O lo tomas o lo dejas. Y suele venir en puñados, uno tras otro, a un ritmo vertiginoso.

¿Sabes ese momento en que te olvidas de que el móvil existe? Ese momento que haces algo que te apasiona tanto, tanto, que te deja de importar lo insustancial; ignoras lo que no perdura en el tiempo, como los mensajes de WhatsApp o el Twitter, y sólo te importa lo que estás haciendo.

Pero no es fácil entrar en ese estado. 

Hay triggers inspiradores y cada uno tiene los suyos. Los míos:

- Esa mujer que me vuelve loco (aka musa).

- El violín.

- Una conversación estimulante.

- Leer a Julio Cortázar.

- Encontrar a pintores que me enamoren.

Y lo dejo aquí porque no quiero hacer un manual de mis debilidades. Aquello que no me emerge de una pulsión, no me merece la pena y soy incapaz de transformarlo en un texto que me evoque lo que sentí, precisamente, porque no sentí nada o no lo suficiente para escribirlo. Y, conste, este texto lo escribo desde el vacío absoluto... quizá por eso merezca la pena mantenerlo como la excepción.

Hoy estaba viendo arte, encontré una obra que me gustó y descubrí que ya conocía a la artista por su firma y nombre. Lo problemático vino después.

Ya indagué hace meses sobre ella, me pareció real, y que trabajaba con óleo o acuarelas. Lo cierto es que no. Y qué decepción. Es una artista digital que trabaja con AI y Photoshop mientras publica una 'obra' cada día en su Instagram. En su feed no se plasma ni el progreso, ni sus errores ni ninguna historia digna de evocar una pulsión: no hay un amante, no hay una madre, ni un hijo o abuelo que le haya transmitido lo suficiente como para entrar en éste modo artístico que describía. No hay un lienzo del que se pueda arrepentir mañana. Estos artistas lo hacen porque venden los "cuadros" al por mayor en tiendas online. Fin. Y no lo veo mal, de hecho si puedes ganar una millonada haciéndolo, hazlo.

El problema es mío, que dónde vi arte ahora veo un "click, click, click" con una productividad de una obra al día que ya no me emociona.

¿Y por qué escribir en este estado algo que no supera mis propios criterios estético-literarios? 

Por el insight: un artista es su progreso. Creo que es lo único real que nos permitirá valorar el arte post-AI.

III .- Junio de 2024

Treintaiún días sin escribir; un mes exacto. Por eso merece la pena dejar constancia en esta saga que explora ‘el paso del tiempo’. Mayo ha sido un mes complicado, de aceptar con carácter definitorio que, lo que no pudo ser, tampoco me quitará el sueño en junio. Tampoco me gusta mentir, emocionalmente, mayo ha sido horrible, atípico, que sobreviví y no me sobrevivió, y el punto y aparte que necesitaba con urgencia.

Tras ésta crisis literaria, mucho más que literaria, confieso, hoy me considero un chico Pizarnik, he reconsiderado mis ideas sobre el risk-taking, he escrito algún poema, y todo esto sin haber encontrado aquella música que me mantuviera agarrado a mi carácter habitual. Ha sido un mes de caída, de aprendizaje, de perder el rumbo y no saber cómo escapar del ciclón ‘sin ti’.
El viento y la lluvia me borraron
como a un fuego, como a un poema
escrito en un muro. - Alejandra Pizarnik
Sin embargo, hoy regreso de nuevo ‘con mí’, más sabio, más versado y conociendo mis debilidades mucho mejor. No es un texto heróico, al contrario, es un texto sobre quién he sido durante treinta días ‘sin nada’ que decir, desérticos, sin tinta en las venas, de palabras atragantadas, y de comprender a esas escritoras con la habilidad supernatural e innata de transformar fuertes emociones en texto: equivalentes a apuñalarse el corazón con saña. Yo no he podido, ni creo que pueda hacerlo... pero nunca.

Todavía no sé—ni quiero saber—aunque acepté. Me quedo con haber sido capaz de seguir creciendo en un mes que bien podría haber sido catalogado en la estantería Regresiones—no matemáticas—de una librería especializada en amores y crisis adolescentes.

Siempre faltarán los ‘otros lados de una historia’. Por mi parte, creo que no pude dar más o ser mejor de lo que fui. Y no me gusta el victimismo o llorar por no haber conseguido, quizá, un sueño imposible. Su historia sólo la conoce ella; la mía continúa, aquí y ahora.

Mayo ya fue clausurado y, junto a él, seis meses de errores trepidantes. ¿Cómo arrepentirme? Si la vida está llena de nuevos y bellísimos errores. Además, me llevo conmigo otra gran lección: los escritores también sangran; era sólo cuestión de imposibles y de corazones que son inabordables. Sólo entonces, sangras.
Y yo no diré mi poema y yo he de decirlo. Aún si el poema (aquí, ahora) no tiene sentido, no tiene destino. - Alejandra Pizarnik

IV .- Septiembre de 2024

Va a ser un escrito más profundo de lo deseable—warning—pero no será largo, creo que estoy aprendiendo a reconciliarme con la escritura cuando ella me busca pero yo no la encuentro. 

‘Cuando cortas una flor, también anuncias su muerte’ - ℵ

Tres meses sin escribir y emerge en mí, de nuevo, la pregunta: ¿qué es el tiempo? Es su paso, su ‘tú a través de él’, pero su historia a través de ti. El tiempo nos extingue y permanece con nosotros mediante recuerdos hasta que los olvidamos. Así que, ¿qué es el olvido sino la extensión de un recuerdo?

En el último escrito, junio de 2024, mencioné un amor que no fue y del que prometí que no me quitaría más el sueño. Hoy ya puedo sintetizarlo desde la frialdad y sin necesidad de apuñalarme el corazón, como sí hacían aquellas grandes escritoras que mencioné. Lo llamaré ‘el preámbulo de las emociones: su alzamiento, zenit y caída’ porque consigo describirlas a través de ‘la extensión de un recuerdo’, es decir, de su crecimiento y decrecimiento con un desenlace invertido que nunca alcanzo a entender. 
  1. Durante el pre-durante: no te enamoras al instante.
  2. El instante: cuando alcanza su máximo pero aún no lo sabes.
  3. El post-durante del durante: no te desenamoras al instante, pero ya percibes ese ‘instante’ como lo que fue.
  4. El recuerdo: nunca olvidas mientras recuerdes, y convives aceptando el ‘ya no es, ni estará’.
  5. El olvido: nunca olvidas, pero ya comienzas a hacerlo, sin embargo, el recuerdo se extiende, desplaza al olvido y también extiende a éste.
  6. La muerte: ya fallecido, sólo un testamento podrá verbalizar por ti un final ‘nunca te olvidé, el olvido (en presente) ya no me pertenece, pero sábelo: que te jodan’.
Es ‘preámbulo’ de las emociones porque precede a la narración, a lo que viene después, que es el reconocimiento de la emoción antes de poder identificarla; es ‘preámbulo’ porque es ensayo previo del posterior error, que es, también, ensayo. Y para darle cierre a este océano de profundidades, sintetizaría el post-preámbulo de las emociones como el lugar en el que nos convertiremos en observadores de la emoción, que nos navegará a través del tiempo mutándonos en su historia (o como en este caso, mi caso, su romance).

A partir de aquí, todo es poético y cierre.

Por cada lección, una rosa que cortar
De cada corte, otro cáliz morirá
Por cada tallo renacerá, ella, del rosal
De cada primavera, en espiral, nueva, emergerá.

Nos sincronizamos para desincronizarnos. El amor es sincronía; el desamor su desincronía; el tiempo su ejecutor, su verdugo y, también, inexorable en sí mismo. Somos el residuo del tiempo y éste su fin: el de aquel romance.

‘Labios de precipicios amorales
pero muy besables,
como dos cálidas flores,
que tras helarse,
detuvieron su baile
¿dónde está lo amoral en dos seres
que ya no (se) sienten?
Si (ya) ni la cama deshacen.

V .- Octubre de 2024

A finales de diciembre de 2023 me encontré con un lienzo al óleo de un autor anónimo que me enamoró; me encantó tanto su composición de colores que pensé que no debería ser muy complicado replicarlo. Así que decidí empezar a dibujar, sin prisas, y con un objetivo final: terminar pintando al óleo. Vale, también influyó que semanas antes comenzara a escribir una historia(o futurible novela) sobre el riesgo ciber-geopolítico en el que un pintor introducía y dibujaba a los personajes a modo de meta-narrador y me pareció un doble incentivo para iniciar la aventura.

A los pocos días de enero empecé dibujando sobre un penoso cuaderno a cuadros cuyo papel tenía una desagradable textura plástica. Tras la primera toma de contacto, decidí comprar un par de blocs de dibujo y tomarme ya en serio el hobbie. En los siguientes dibujos fui desarrollando la técnica; al principio pensé que si no fructiferaba con el sombreado y el volumen, el problema sería yo. Así que seguí insistiendo durante los primeros seis meses del año. Y lo reconozco: no he sido constante; hacía uno, dos o tres dibujos y luego me pasaba un mes sin dibujar; pero bendito este arte que apenas se olvida durante los parones del aprendizaje.

En este colash están los resultados:


Y sí: el problema con el sombreado era debido el papel—hasta cierto punto, claro, sólo que lo descubriría meses más tarde.

Antes de llegar a semejante conclusión probé mil variaciones de mi técnica, siempre estrellándome con la misma piedra: que el papel se saturaba de grafito y los trazos no se marcaban. El resultado que obtenía era como tener una mancha gris que se difuminaba, o al menos, la intentaba (di)simular. «Será por el papel», pensé. Entonces me aventuré a encontrar el papel perfecto. Lo que nunca imaginé es que no existiría papelería en kilómetros a la redonda que vendiese papel mejor que el actual, que es un papel estándar para escolares no apto para profesionales, creo. Después de varías horas visitando cada maldita papelería, exhausto, entré en un local llamado Lienzo o Papel, no recuerdo el nombre, pero entré y era una galería de cuadros. Bueno, en realidad era un estudio, un taller y una galería. En el centro había una inmensa mesa rectangular que recorría el estudio de principio a fin. Al fondo de la mesa yacía un hombre concentrado en algo. Me acerqué, le pregunté si vendía papel y, extrañado, me dijo que no. Fue abrupto, aunque, desesperado por mi no éxito en la búsqueda del papel perfecto, decidí contarle mi problema; me confirmó que no lo encontraría en papelerías normales y mi curiosidad me obligó a preguntarle por lo que estaba haciendo. Era—y es—un artista que crea obras con trozos de revista. Y, joder, nunca había visto algo así. Tras un par de horas hablando, intercambiamos puntos de vista y salí de su estudio muy gratificado por la conversación.

Días después, ya con el nuevo papel en casa—me gasté mas de cien euros en distintos tipos papel, aunque fuesen solo dos tipos, inocente de mí—, empecé la que consideraría una nueva fase: mejorar la técnica pero sin abrazar ninguna excusa. Sería principios de junio. Entonces sucedieron los tres siguientes meses...


Había mejorado, eso no me lo podía negar, pero no estaba contento. Se repetía el problema: el grafito se saturaba y los trazos se diluian sobre la nada de la sombra. En el enésimo intento dibujé una mujer sonriente y, allí, ¡por fin!, descubrí cómo cambiar el trazo y usar distintas durezas de los lápices para encontrar lo que sería el comienzo del fin de “ser un aficionado”.

Cada papel tiene sus cualidades y sus defectos; nos piden cambiar la técnica y adaptarla a ellos. Y, durante el largo camino de aprender mediante ensayo y error, lo que se va formando es el know-how de nuestra técnica. Siempre creí que un artista legendario sería capaz de dibujar la mismísima perfección con los papeles con los que yo lloraba. Las excusas, mis excusas, eran sólo eso y, si volviese al pasado, yo, presente en espíritu, mejoría mi yo anterior. Sí, me queda muchísimo por aprender; podría haber elegido un maestro o seguir un curso, sin embargo, decidí ser yo hasta el fin de las consecuencias; que, por cierto, es forma de ser.

El siguiente dibujo fue un desnudo femenino, elegido por su dificultad para —así— ponerme a prueba. No es que esté contento porque repetí errores del pasado, eso sí, durante su trayecto, afiancé la técnica y fue cuando reconfiguré mis ideas sobre el papel como causa de mis errores. De nuestros fallos, nuestra fe de erratas: hay mejora, pero más por mejorar.


En unas semanas me replantearé si habrá llegado el momento de dar el ansiado salto al óleo. Hasta entonces, el tiempo seguirá pasando, como han pasado ya los nueve meses anteriores en los que no sabía absolutamente nada sobre este arte.
Vénceme en la tormenta, súrcame en tus versos: tus besos, tu espiral, tu caos; tus olas. Ízame en el tiempo: tu viento, tu música, tu diluvio; tu fuego. —ℵ

Acuarelas, 2024, futurible Sobre el paso del tiempo VII

Nota 1. Los escritos y poemas del pasado(comprendidos entre el 2014 y el 2015) usan la tipografía que estás leyendo.

Nota 2. La música que acompaña a los textos es la base musical sobre la que fueron escritos.

Nota 3. Reconozco que era muy arrogante, pero también me resulto (a día de hoy) adorable. Tampoco el estilo oscuro de escritura representa a mi yo actual, creo. Y he preservado los poemas sin querer corregir los errores.

Nota 4. Entonces escribía como ℵiemand y con el paso de los años transmutó en mi nuevo nombre artístico ℵ, dejando atrás lo que —mal consideré mis arrepentimientos.

Se tarda toda una vida en olvidar el dolor infligido y más en perdonar lo que fueron una sucesión de mentiras perversas; quizá en el desamor todo vale, pero no todos practicamos la crueldad con la misma intensidad. Por eso he tardado nueve años en asomarme a mi abismo y observar el que fue mi talón de Aquiles, áquel que detuvo mi melodía durante dos largos e interminables años. Estoy hablando de historias reales, no ficticias ni virtuales.

Ojalá decirte adiós,
y en él cayeses.

Ojalá condenarte con olvido,
y el presente abandonases.

Ojalá sólo yo,
y nunca tú.

Ojalá nunca esto,
y siempre distinto.

Ojalá tus labios
siempre desierto.

Y ojalá esto,
nunca espejismo.

ℵiemand, 2015

Si regreso a una época que fue el comienzo del final de mi propia tragedia, es porque lo necesitaba, y también para poner en pie este texto para honrar al único amor de mi vida: la música—y mis gatos—; ellas son mi eternas acompañantes. Las últimas semanas de 2015—y posteriores—fueron una época trágica en la que también perdí muchos de los poemas por causas ajenas—y al gato que más he querido nunca—. Al margen, hay otros poemas que dejaré fuera para no hacer de este texto lo interminable.


Tiras de una esquina de la manta y me desnudas
enseñando lo que la vida ha intentado 
una y mil veces mostrar:
que nunca servirá para cubrirnos a los dos.
El contrato al nacer fue claro
la comprensión será un consuelo
más la incomprensión tu sino.
Dilo y recuérdalo:
dado fue el recuerdo,
consuelo, que te di,
aunque sólo para ti.
Y yo me quedé sin nada,
pasando frío durante la noche,
y todo para nada, porque tú,
mientras sueñas, ni lo ves.

— ℵiemand, Febrero de 2014


Si el escultor talla en mármol su representación, el compositor esculpe sus emociones* con notas musicales.

* en su versión más poética y menos nihilista sería ‘esculpir su alma con música’ — ℵ


Siempre me pregunté cómo sería entrar furtivamente en el infierno, hacer germinar una rosa y huir de allí antes de ser absorbido por las llamas. Pues bien, ésta es ese tipo de historia: la de aquellos versos tallados en mis tinieblas; o parafraseando a Nietzsche:


Wer mit Ungeheuern kämpft, mag zusehn, dass er nicht dabei zum Ungeheuer wird. Und wenn du lange in einen Abgrund blickst, blickt der Abgrund auch in dich hinein. - Nietzsche

“Whoever battles monsters should see to it that in the process he does not become a monster himself. And when you look long into the abyss, the abyss also looks into you.” - Traducción del libro Beyond Good and Evil


Así que allá vamos.



Eres como una bella coincidencia,
un viento que sale de mi voz
tras el aleteo de tus alas.

Mi dulce efecto mariposa,
particular hada del diablo,
de oscuras alas rojizas
que, tras comenzar el vuelo,
grita que no volverá.

Este estado agravado,
que siento y que no sé qué es,
lo interpreto como un sueño
escrito por Maquiavelo
del que tú despiertas,
para acto seguido,
desaparecer.

ℵiemand, Marzo, 2014

No lo oculto, durante aquellos años Nietzsche fue mi inspiración y tampoco ayudó que el siguiente libro formase parte de mi universo literario durante 2013 y 2014:

         “Las tres épicas figuras de Hölderlin, Kleist y Nietzsche tienen extrañas afinidades en los destinos de su existencia. Los tres, arrancados de su propio ser por una fuerza poderosísima y en cierto modo ultramundana, son arrojados a un calamitoso torbellino de pasión. Los tres terminan prematuramente su vida, con el espíritu destrozado y un mortal envenenamiento en los sentidos. Los tres terminan en la locura o en el suicidio. Los tres parece que viven bajo el mismo signo del Horóscopo. Los tres pasan por el mundo cual rápido y luminoso meteoro, ajenos a su época, incomprendidos por su generación, para sumergirse después en la misteriosa noche de su misión. Ignoran adonde van; salen del Infinito para hundirse de nuevo en el Infinito y, al pasar, rozan apenas el mundo material. Domina en ellos un poder superior a su propia voluntad, un poder no humano en el que se sienten aprisionados. Su voluntad no rige (llenos de angustia, lo reconocen ellos mismos en momentos de clarividencia). Son esclavos. Son posesos (en todo el sentido de la palabra) del poder del demonio.
Extracto de La lucha contra el demonio (Der Kampf mit dem Dämon)

—Stefan Zweig


Esta historia comienza descubriendo a una escritora que le escribía al viento sin ser consciente de que escribía música. Todo lo que vino después fue su tormenta. Y me parece justo recordarla, aunque su historia fuese tan corta como el proceso gripal durante el que la conocí. Quizá el accidente fui yo y nunca ella, ya que lo de la música venía de años anteriores.

Trascendencia,
con verbo trascender;
aunque para ello hay que leer,
pensar u oír
lo que en algún momento
a otro le dió por escribir.
¿Sobre qué?
Sobre cualquier fantasía
o sueño—
que haga a las historias
trascender—te.

ℵiemand  Marzo, 2014

Nos inspiramos en nuestro siguiente error y espiramos su alma. Almas que son música; errores que tienen melodía y que nos acompañarán por el resto de nuestras vidas. Fue, quizá, sólo entonces, cuando pensé que quería encontrar, no a mi equivalente literario, sino a alguien con quién compartiese naturaleza. 

Y la escritura me sucedió día tras día.

Nunca lo confesé, pero no le escribía versos a nadie, sino una mujer imaginada que sería y será siempre mi musa: la que amaré hasta el final de los tiempos; porque como dijo alguien alguna vez ‘el poeta no tiene amante, tiene musa’; y qué gran verdad—pero a medias, como narraré en el último capítulo de Sobre el paso del tiempo: sabor música’.

Ayer, mientras escribía,
pensé,
pensé y repensé
sólo en ti.

Me has hipnotizado
y no sé cómo te he de borrar de mis pensamientos,
frágiles, como tú, inmutables como yo:
hasta ahora.

Te pediría que me abandonases, inspiración,
si no fuera porque todo lo que eres 
es producto de mi imaginación.
La culpa, sólo mía.

¿Y ahora? A disfrutar de la fantasía
en la que me he sumergido sin querer:
esperando a que nada ocurra
para que nadie te conquiste.

El sol salió por aquí,
los escotes empezaron a emerger,
imaginándote en cada mujer;
nunca, porque lo que amo es tu atardecer.

Oscuro, sí,
tenebroso, tal vez,
palpitante e inquieto, ¡si!
sobre esta luz que ilumina lo imposible.

Venga, camina junto a mí,
déjate llevar por ese mundo intenso
que llevas en tu interior
y que me fascina sin dejarme dormir.

ℵiemand  2014

Las poetas no tardaron en emerger y, con ellas, las flores. De ahí a intentar ponerle límites al poema:



“Tristes escritores que, desde la lejanía, se observan y estudian con minucioso detalle. Nadie les entiende y eso aumenta la leyenda artificial de misticismo que crean a su alrededor en este suburbio de letras y textos que adornan lo incomprensible. Escritos entrelazados con lentitud y pulcritud, escribiendo sus vidas que sólo ellos leerán entrelíneas y no entre líneas, sintiendo un ahogo similar.

Entonces uno saca su espada y atrevido empieza a acelerar el ritmo, provocando un caos del que es absolutamente inconsciente, pero que para el otro supone una halo de vida o inspiración. Él sabe que siempre le faltará algo y que por mucho que se siente a escribir, jamás encontrará.

Venga, anímate oscuridad, siéntete libre y alimenta ese halo de luz que nunca podrá abandonar su lugar: lo oscuro. Por eso, el otro, le advierte con un fulminante grito ¡qué se detenga!: no te confundas, es el violín el que está haciéndote navegar desde el ostracismo de las profundidades del mar, tu mar, hacia la radiante superficie.

Y mientras uno asciende, el otro desciende. Y con estrépito lo entiende: los errores se pagan y las emociones nos condenan. La incomprensión siempre será nuestro sello de identidad. Y en las profundidades, mi fuego, has de saber, se apaga.

Y no nosotros.

Escritores — ℵiemand, Marzo de 2014


Entre imposibles anda el juego—me dije—y abracé al violín con todas mis fuerzas, huyendo de las poetas; aunque nunca lo suficiente.


Pintora de almas,
dónde vas con esas acuarelas,
ya te avisé, que de las posibles metáforas,
mi alma transgredía todas.

Enésima vez que me intentas pintar,
sin dar con los colores que me han de atrapar:
no puedes capturar lo que ya ocurrió
y en el lienzo la única apresada eres tú.

Pintora  ℵiemand, 2014


Si escribir es la transformación de lo que leemos—una historia real, un amor o lo que te conmueve—, no es menos cierto que también lo es de aquello que escuchamos—la música. En las partituras el silencio tiene signo propio y fue bonito poder decir ‘contigo silencio’ porque aprendí a omitirlas en la provocación—a las poetas—, comenzando una melodía de silencio de múltiples interpretaciones e incertidumbres que acabaría muy mal. Además, sería salvajemente poético poder acentuar el objeto de silencio, no en los poemas, sino en la musicalidad de lo que escribimos, por eso dejar constancia de los detalles.

Su bondad, autodestructiva,
Su feminidad, eterna.
Su inteligencia, creativa y asociativa.
Su personalidad, fascinante y atractiva

A una persona así se la sabe perdida,
su naturaleza es introspectiva,
y están profundamente inmersas
en el submundo de su mente.

Por eso tus despistes son hermosos
y nunca te encontrarás.
¿En qué andabas pensando cuando te despistaste?
Oh, lo sé, se te olvidó. Mente traicionera.

Tu hipersensibilidad te abruma,
y muchas veces te gustaría no sentir.
Pero tu principal problema es la fantasía:
no vas a salvar el mundo.

¿Sabes? Nadie, nunca, matará tus sueños,
siempre verás la belleza en el salto de un gorrión
mientras vuelves a desaparecer del mundo.
Por eso tu mente es maravillosa.

Mujer artista  ℵiemand, 2015


Hay quién tiene la capacidad de sincronizarse con la música o con un texto, y todo lo que escupe después está sincronizado con la fuente de su inspiración, que es su emoción. Es bonito estar sincronizados, aunque sea a ratos, salvo cuando esa es la única métrica real que tenemos sobre quién nos inspira.

VI .- Noviembre de 2024 (música, parte II)

Buscar la dulce helada estrellada luna;
y allí visitar, no su lugar, sino su tiempo:
su indivisibilidad, su insolubilidad; 
la indecibilidad de ésta época ausente
que no sabe quién ni qué es.

Habitar un cristal de tiempo;
queriendo permanecer bajo la luz
de su estructura de cristal
escrita en su tiempo y espacio;
y allí tentar la perpetuidad de su interior
para saberse lengua de horizonte infinito.

Hablarle a un fenómeno
queriendo ser cristal cuántico;
y allí creerse metáfora de un diamante
eterno, periódico e intacto
que sobrevivirá nuestras ruinas,
ruinas escritas en runas ,
habitantes de la cara eclipsada
de una luna que se siente anacrónica;
dulce, helada y estrellada: buscada; ella.
Y, aquí, debajo,
en la Tierra, estrellar sirenas
contra acantilados de cielo rojo
de versos robados del agua
lluvia fuego de nubes tergiversadas.

ℵ, Noviembre, 2024

Nota. No me siento nada cómodo sonando tan cursi, profundo y trascendente.

¿Por qué escribir un poema en 2024 siendo yo mi propio visitante de quién fui hace una década? Para condensarlo y hacerlo precipitar sobre mi pasado; que lluevan letras sobre mi lluvia y se impregne el pasado sobre mi presente, y que la síntesis diluvie toda sobre mí.

Futurible SEPDT VII

Empecemos;
por el principio,
por la nada
o por ti:
dibujando colores con música.
¿Lo sientes?

ℵiemand - Extracto de “Música”, Julio, 2015

En agosto de 2013 escribí mi primera prosa y mi primer poema, éste último rimado con infinitivos, cómo no, ambos compartiendo cimientos: el existencialismo, la incertidumbre(ħ), el fuego, las espirales—centro del caos—, el infinito y la nada; siendo símbolos principales de lo que éste escritor era por entonces. Aunque podrían sintetizarse con una única palabra: mi propio “abismo”, que es lo que yo era—o lo que pretendía ser—en mis inicios.

Vuelve

Y dime que todo fue un mal sueño;
que cuando despierte todo seguirá igual;
que, finalmente, conseguí resolver todas las preguntas que tambalearon mi cordura;
que, tal vez, alcancé ya la madurez que me empuje al siguiente paso de este camino de alturas;
que el vértigo no debí tratarlo con antivertiginosos, sino desafiando la altitud;
que marearse al principio forma parte de enfrentar entre sí hechos paradójicos;
y que, confrontar paradojas,no es más que reconciliar la antítesis entre preguntas y respuestas, a priori, antagónicas.

ℵiemand, 26 de Agosto, 2013

ħ

Y las sombras vienen y van.
Cierto es que no oscurece sin antes ser día;
ni hay sentido en buscar luz donde no puede haber.

Pero en un lugar donde nunca va a amanecer
y en el que no es posible luz tener,
sólo rayo una vaga sensación de existir.

De ahogo, pero de paz;
de necesitarte, pero de necesitarme.
Una sensación que sin entender sigo;
que sin comprender sigues,
en un lugar que no te sé situar
para que me puedas encontrar.

Mentí;
y lo hice nada más comenzar:
aquí las sombras no vienen ni van.
Ni calmas mi dolor, ni estás,
¡Ni me sabrás encontrar!

Pero si que amanece en tus días,
y me esperas en soledad,
algo que sin duda lamentarás.

Tras nunca llegar,
te conformas con encontrarnos en un lugar 
en el que tú sí que estás,
pero que yo no podré alcanzar.

Cierro los ojos para dibujarte sobre esta oscuridad;
y así recrear un lugar que, sin trascender,
harán de tus emociones algo que podré adivinar,
aunque mal; desquiciándote sin maldad.
Entonces me exiges una solución ya
que al mismísimo infierno voy a buscar.
Tras regresar le prendo fuego a toda mi realidad,
y entre llamas, por primera vez, te puedo mirar;
tocar;
para el calor de tu cuerpo, que arde, sentir.
y así tu realidad, hasta ahora imaginada, transgredir.

Coexistir,
extraña falsa sensación de la que he tenido que desistir.
Siento haber tenido que tu mundo incendiar,
para así demostrar que yo y no tú,
comprende mejor el significado de infinito y de no-existir.

ℵiemand, 28 de Agosto, 2013

La vida es búsqueda; unos la terminan, otros nunca la culminan. El mar no se recoge a sí ni sobre sí mismo, danza su propio caos y le sobrevive:

se sobrevive en su reflexión—verbal o no.

Y aquí está empezando a llover.

No siempre la música busca ser base musical de un poema, sino que es un conjunto audiovisual de una representación; como fue el siguiente poema, que es el caligrama de una pluma y compañera de un recital de cinco elementos audiovisuales versionados con violín. Fue tinta roja porque las sombras del camino—durante mi búsqueda—parecieran dejar cadáveres tras su paso, nunca mis huellas.

Tinta Roja

Siento,
y lo siento,
que todo deba arder,
en este juego de violines,
instrumento, perfecto, para amantes;
sumergido en notas continuas que recorren el aire
Haciéndolo vibrar en una frecuencia que nos amenaza,
sonido de momento angular, que flirtea coqueteándote.
No elegí ser fuego, y si me quemo, no dudes que es por mí.
Y este triángulo que estoy formando es más que artificial;
siempre lo fue, aunque ahora nos toque retroceder;
ni ir ni venir, y ni que decir tiene esperar, ¡ay, tú!
que menguo en cada línea y no sé que hacer,
no me dijiste que esto acabaría así, no,
y si lo hace es porque quizá lo elegí
tristes versos, que se acaban ya
¿no lo ves? yo sí: fue artificial,
acaba ya, olvida las comas,
y ve preparando el punto,
que anuncié hace mil,
marcando un final,
que ni siento,
ni lo siento
¡disiento!
del fin:
¡Ay!

ℵiemand, 7 de Marzo, 2014


Otras veces el poema niega a la música pero le baila. Cuando lo escribí pensé en que aquello que escribimos, una vez plasmado, publicado, editado o impreso, permanecerá escrito e intacto en el tiempo. Congelado. Pero no siempre, ya que podría ocurrir que deseemos corregirlo o adaptarlo en un futuro próximo. Hoy decido que permanezca tal como fue en su versión original y que sea mi forma de honrar el significado del poema. Tampoco me imaginé nunca leyéndolo diez años después para comprender su mensaje.

Esclavos del Tiempo

Ser un instante
o un transeúnte
de ésta Realidad presente
que no quiere detenerse,
y que con crueldad amenazante,
nos repite que nada o nadie podríamos ser.

Ser un pasaje ya escrito
o puro olvido;
un estado fantasioso
de algo que en un fatal intento,
denominamos pasado.
Quizá un lapso que ya fue (o que ya ha sido).

Ser una página por leer,
un relleno de palabras con un obligado deber:
que escritas han de permanecer;
¡o no! puede que estén atadas a un azar itinerante
Un refugio, futuro o futurible,
extraño y, simultáneamente, fascinante.

Pasado y futuro,
estados contingentes
de nuestro presente.
Esclavos, nosotros,
de un Tiempo, que sin él o sin ellos,
posiblemente, ni existiríamos.

(O quizá, sí).

Esclavos del Tiempo, ℵiemand, 17 de Marzo, 2014



Otras veces el poema grita junto a la música.

Las estrellas no hablan
aunque sí lo hagan por estimulación lumínica.
Años luz, es la distancia que nos separa.
Y hablan en pasado, tal como tú, estrella.

Me elevaste,
siempre separados por lo que en el vacío inabarcaste.
Para luego dejarme caer sobre ti,
¡Wow! ¡Ay de mí!

Me deleito con ello: caigo,
me levantas,
y vuelvo a caer.
Tanta distancia me marea.

Y de un nuevo fogonazo
como de una señal de SOS
me dices que sigues viva;
o, quizá, en estos tiempos que corren: muerta.

¡Oh! Se me olvidó poner la coma en su sitio
algo que años después descubro,
y cuando tu luz me llega surge lo caótico:
que me entendiste mal y vibraste en frecuencia de color rojo.

Ha pasado tanto tiempo ya, que mando al carajo las putas prosas, y escribo rápido y arrejuntado para que te llegue todo en el próximo mensaje: en este tiempo me acosté con mil mujeres, algunas de ellas con tatuajes imposibles; y otras, que se tatuaron mi nombre, un error que les durará hasta la muerte. Pero tú, sigues siendo mi debilidad. Eso no quita que de aquí a tu respuesta vuelva a probar (o conquistar) a otras mil mujeres, porque nuestro amor respira en la eternidad y no en segundos, efímeros, como aquellas mujeres que te relaté.

Siempre serás mi musa,
estrella.


ℵiemand, 27 de Marzo, 2014

Edit 2025. Cover generada con AI

Pasado, presente y futuro de un continente dónde el café fue, es y será la esencia de mi alma. Y, por lo que veo, mereció un poemamás allá del deseo de una pareja de baile.

Sin café dejo de escribir y es algo que noto;
aquí, viendo la discontinuidad entre escritos;
y allá, entre líneas carentes de sentimiento.
¡Café! ¡Es lo que necesito para huir de este vacío!
(O un/a acompañante de escritos)

Café, ℵiemand, 6 de Abril, 2014


Cuando la magnitud del objeto de inspiración es extraordinaria, es inevitable que su realidad se asome con violencia para atravesar la mismísima obra, de principio a fin, expresando su queja:

que cualquier parecido jamás fue coincidencia. Deseas, buscas y podrías encontrar a tu otra mitad o a tu doppelganger. Es solo durante la navegación del tiempo dónde las coincidencias podrían ocurrir, nunca antes—ni entonces todavía para mí.

Pensarse a través del otro es una virtualización; no una transferencia de tu contexto hacia el otro, sino un híbrido entre tu contexto y una suposición desde el otro, tu perceptor. Son nuestras ambigüedades auto-des-hipervirtualizadas. Es suponer lo que piensa el otro a través de ti.

Bien, si cambias ‘pensarse’ por ‘desearse’, puedes definir un doble marco de trabajo para un romance pasional. Quizá la estrategia para un deseo bidireccional esté en convertir tu objeto de deseo—por ejemplo, la de una poeta— en su objeto de deseo; y viceversa. Y que en su doble convergencia—la de desearse a través del otro—estuviese la teoría del romance. Por supuesto, si no hay convergencia, lo que queda es un romance accidental: otro poema sin destino; monodireccional.

La sinrazón del corazón
¿qué es, sino una traición a la razón?
o tal vez una tradición del corazón
Ambas, diría alguien*, no sin razón.
Una estupidez humana,
que no sé de dónde emana;
con un ciclo como hermana
propio de una toxicómana.
Y tú, me dices—o me gritas—
¡¿qué no puedes más?! Ironía,
por la que éste traidor te intentó avisar:
no te encapriches, sin antes, enamorar.

ℵiemand, 8 de Abril, 2014

* para entender el poema es necesario leer la etimología de traición, traidor y tradición

No todo son poemas o música, también hubo lugar para híbridos entre poema, prosa y narratología. Además, es como si mi destino ya estuviese siendo descrito en mis sueños–la escritura.

El Lienzo del Pintor

Espérate y déjame describir, con atrevidas palabras, cómo eres tú: delicada como el haz de pelos del pincel, que, miento si no digo, tiemblo, al sostener. Me obligaste a sacar mis mejores lienzos siendo un pobre pintorde emociones, para luego postrarme con crueldad ante un alma que pintó y pintará mejor que yo. Sí, éste loco solitario habla de ti, que, sin saber empuñar pincel, comenzó, con finísimos trazos color pastel, a dibujar los detalles de tu alma con parsimonia, sogiego y colores. Cada día, un paso más cerca de ti y a una pincelada menos de atraparte en este lienzo, al que me dirijo, sin pausa, en un intento por plasmar la despistada armonia de tu Ser-Esencia, y que sólo yodijiste tras un acto de sinceridadpuede percibir.

Tranquila, que ya acabodecía mientras te cansabas de mí. Para pintar tu frágil sonrisa tuve que comprender las penas que la surcaron, ancladas alrededor de tu boca en presente y en pasado, con tanta insistencia como yo al lienzo; ellas, huellas finitas de piel que hablan por sí solas, a gritos, todo sobre ti:

Tu primera sonrisa,
tu último llanto.

Y cuando creo que estoy apunto de tenerteo terminarte, me corregí¡oh no!, cometo un error y debo comenzar de nuevo; volviendo a tener que intuir e imaginar cada situación de tu vida, y esto es algo que me obsesiona a la vez que enamora. Dale unas vacaciones a éste pobre pintor, porque de tanto buscar tu perfección en el lienzo, empieza a necesitarla como parte del suyo propio:

su vida,
la del pintor enamorado.

ℵiemand, 14 de Abril, 2014
Dos lustros, una década,
y todavía no me desconozco. 
Un veintitrés de noviembre, 
una fecha que jamás olvidaré.
Durante éste aquí, éste hoy, 
Dónde justo ahora me pregunto:
¿quiénes somos sino lo que fuimos?
Pero, ¿qué seremos? 
ℵ, El recuerdo, 21 de noviembre, 2024

El 21 de noviembre de 2024—hace dos días—falleció uno de mis gatos y quiero mencionarlo y abrazarlo entre letras porque él también fue más que una década para mí. Te menciono y permaneces conmigo en este hoy, mí aquí, aunque tú, tu ahora junto a ella, que también nos acompañó y a la que tras releer su poema me juro—y sé—que la escuché maullar:

Ya no hay mirlos con miedo, 
    ni mariposas cazadas. 
Ya no hay galopadas, 
    ni gorriones que salvar. 
Ya no hay maullidos, 
    ni entradas y salidas intempestivas.
Ya no hay danza del vientre, 
    ni sueños nocturnos que estropear.
Ya no hay ronroneos, 
    ni caricias. 
Ya no hay insistencia, 
    ni tazón de comida que desbordar.
Ya no hay tú, 
    ni tu dulzura.
Ya no hay viaje,
    ni a quién acompañar.
Ya no.
Hasta siempre, mi amiga.
ℵ, Compañera, 24 de mayo, 2022

Narrar una despedida es el teatro de quién no se quiere ir. El que está decidido, se va—con ruido o sin él—. Hay adioses que tardan en comprenderse porque no los supimos ver. Y lo que queda es la ausencia, que no se irá hasta que se asimile: la del que se fue sin avisar. Hoy soy yo el que no quiere dejaros ir en el teatro de mi vida y ésta es mi dedicatoria felina—sin dramas—. Hoy te celebro dando paso a la música.


Nota 1. Pensé en no incluir los siguientes textos rescatados de 2013 pero creo importante resaltar los símbolos que utilicé en mis primeros ejercicios literarios, que no son sino la infancia del alma de éste escritor, ayer enterrada, hoy resurgiendo para postrarla aquí, en su reminiscencia.
Nota 2. Hay algo de inevitabilidad en querer arrepentirme por haber elegido—entoncesa Lindsey Stirling u otras canciones—pop o rock—como inspiración. 
Nota 3. Esta parte es, probablemente, distinta a lo que se podría esperar porque va, sin ningún escrúpulo, hacia mis orígenes.

“La soledad de la Alta Mar

Con un ojo parcheado y mirando al horizonte por el periscopio, como embelesado, recordé que tuve la suerte de llevarte a Alta Mar. El libro estaba deteriorado, pero me gustaba su olor y poder sentir que alguien más experimentado que yo quería enseñarme, mediante su lectura, una complejísima parábola. Gracias a él comprendí el significado de humildad.

La parábola era como una enseñanza transmitida mediante símbolos, y que a su vez, podía leer para comprenderla y hacerla mía (o rebatirla, ¡faltaría más!). Era como dejar flotar en el aire una idea y observar si se comportaba como un gas perfecto o no. Al final todo fluye, como los líquidos; y por ende, como los gases. ¡Ah! Y se me olvidaba, también como las ideas, que por algo fluyen y por algo son el fin de este escrito.

El libro se titulaba Las Puertas de la Percepción y me lo había recomendado aquél sabio, que era tan sabio como viejo. Este Huxley tenía ideas muy curiosas que me servían para paliar la sensación de estar tantos meses sin pisar tierra. Al menos, me decía desde este refugio que os relato, imaginé historias en Alta Mar que en Tierra eran imposibles. Irreales. Pero ahí estaba yo, fluyendo; conectado con todos vosotros.

ℵiemand, 5 de noviembre, 2013

Los símbolos son nuestra mitología. Por eso es importante elegirlos con devoción porque serán tatuajes perpetuos en nuestra piel. No soy religioso y no creo en nada que no pueda demostrarse, pero tampoco reniego de las creencias ajenas. Si Niemand, en alemán, significa Nadie, no es porque me sienta nadie, sino porque es un símbolo, como lo es 108, que siendo un número cualquiera, también es un Número de Aquiles—y mucho más—. Son tinta perpetua en mi alma y son tatuajes que sólo tienen significado para mí. Son el nexo de unión entre dos mundos distintos: la matemática en la piel y el infinito en la negación del ser—la del sujeto, la de su destrucción, liberándolo de él.

Vibra. Cuando lo tocas su vibración se transmite por tu cuerpo. Eso te hace sentirlo. Lo sientes y te sientes sincronizado. En armonía. 
ℵiemand, Matemática - Infinito : La Nada, el Elemento y el Todo, 29 de Octubre, 2013
 
“Y los siete mares, finalmente, fueron lanzados al infinito.”
ℵiemand, Aleph, ℵ, 9 de diciembre, 2013

¿Por qué quiero saber siempre tanto pero tan poco? Si siempre acabo rehuyendo de lo ya conocido. Si siempre voy vaciando símbolos que relleno con pedazos de tinta negra hasta olvidar el sabor de mi propia piel; si un día leí miles de páginas de filosofía, y cuando no me hallé en ellas, las olvidé; cuando y si sólo trasciende el recuerdo del azar, que siempre elige por nosotros, ¿cómo—no—hablar de ti sin mencionarte?—Filosofía—Y, ¿por qué no soñar entre tanta pregunta? Si las estoy dejando abiertas, porque no son heridas, sino que fueron y serán dudas de éste campo abierto que no tendrá fin.

Te levantas buscando la misma puta respuesta de siempre;
y te acuestas igual: eso es vivir. 
Te busco y no te hallo; me desespero pero no lloro.
Soy fuerte, sobre todo cuando más lo necesito: ese soy yo.
Si supieras lo que estaría dispuesto a pagar por finiquitar, ésta, mi angustia.
¡Ay! ¿pintar todo el cielo como trueque?: esa tan sólo sería mi primera oferta.
Me levanto agotado, sin ganas de ti, y por eso me agarro a mí: esa es mi fe.
 ℵiemand, La pregunta que siempre acaba igual, 21 de diciembre de 2013

¿Qué consideraba en 2013 un meta-ensayo? Un artilugio literario en el que las palabras estarían sobre el espectáculo musical: sobre, debajo, dentro o al lado de ella—la música.

“Una palabra que viaja por distintos paisajes siempre guarda un secreto que sólo ella conoce. ¡Plof! Es el sonido de caer una y mil veces en un imposible. Llevo seis meses intentando escribir un texto que me sobrepasa, que salta sobre mí y se ríe. Si tan sólo tuviese la oportunidad de atrapar su historia, de absorberla y bailar unos segundos sobre ella; entonces, sí, entonces, podría detener este tiempo que no me permite dormir.”

ℵiemand, El Primer Meta-ensayo, 29 de junio, 2013

Lo bonito de las palabras bien elegidas—su etimología—, es que su significado trasciende el tiempo y representa a su orígen. El lenguaje es función de su interpretación, que también es, a su vez, función. El lenguaje es el viaje de nuestra interpretación. El medio: su arquitectura; el símbolo: su transmisión; el receptor: su poder. Y también es toda una obra de la Ingeniería y de las Humanidades.

El intérprete es la interpretación de meta-símbolos, siendo éstos la interpretación de una secuencia de símbolos primitivos—más primitivos que los meta-símbolos, pero no necesariamente en su esencia: podrían ser reducibles—. Son símbolos en su naturaleza. El lenguaje es el quién y lo qué será interpretado y su destino no está atado al presente. Evoluciona en su futura recursión, se recombina y se diversifica en nuestro paisaje durante su transmutación para sobrevivirnos. Son espacios, símbolos y reglas en la Ruliad, nosotros somos la niebla de una construcción artificial durante su observación.

El primer violín queda viciado en la desesperación.
El segundo le compadece, le habla, pero sus lágrimas le impiden salir de su estado: oscilando eternamente en la tristeza.
Es el tercero el que eleva sus almas, les marca un ritmo y carga con el peso de la melodía.
¡Seguidme!—parece que les insinua con un ritmo grandilocuente.
El cuarto violín, ¡que cada uno lo interprete!

ℵiemand, Segundo Meta-ensayo: Violines que hablan sin palabras, 30 de junio, 2014

Cuando has muerto en todos los campos de batalla, lo que queda es mezcla de nihilismo y ambigüedad: sólo lo que tiene capacidad de permanecer, permanece. Nosotros somos el resto, su demás, su residuo, y no pasa absolutamente nada por aceptarlo: somos tiempo muriendo. Además, cuando la solución está en el pasado—lo que seremos—, no hay necesidad de buscar más: ‘buscare la solución si pudiera desandar el tiempo’—y yo no sé qué hago aquí, ahora, ensuciando el pretérito imperfecto del subjuntivo mezclándolo con un futuro que todavía no está.

A veces me observo e intuyo que estoy muerto,
que no hay ideas por las que merezca la pena un esfuerzo.
Y si esto no es lo más parecido a estar muerto,
Dime,
¿qué lo es?
¡¿qué?!
 ℵiemand, Tercer ¿meta-ensayo?: Muerto, 18 de junio, 2014

Si lo que lees es fuente de lo que escribes, eres un derivado de. Y no lo pienses demasiado: estás atrapado dentro de una semilla—recién emergida o no—, siendo tú su espectáculo y su nada a la vez. Componer involucra más de un elemento y/o más de una fuente. Y hay quién nunca lo entiende. Si no compones por ti mismo, eres un observador, un comentarista y un ser pasivo: eres agua estancada, desierto o flor sin pétalos—ya no hay vida en ti y estás siendo desintegrado.

Cuenta la leyenda
que tras asomarse a esos abismos
siempre desaparece algún curioso.

¡Qué sé yo!
que quisiste asomarte al mío
mirando en el de otro.

Y ahora convives entre tus restos,
intentando salir de tu particular abismo,
día sí; y día también.

ℵiemand, Tu abismo, 14 de marzo, 2014

El lenguaje nunca alcanza a las ganas, tampoco a nuestros intentos por ‘mimetizar’ los sentimientos, de ahí a quienes renuncian al lenguaje. Entre expresar e ilustrar hay todavía más renuncia. Y entre tanta renuncia encadenada, lo que queda son palabras. Quedan símbolos. Quedan residuos. O quedan poetas caídas en combate con versos que aún viven y vivirán en la espera de ser descubiertos entre lo silvestre. Éste fue el único poema que le dedique a una poetisa, el resto nunca pertenecieron a nadie. O sí: a Nadie—a su versión femenina, no dentro de mí, sino dentro ella: de una hipotética agonista.

Deslizaste tu larga gabardina
recorriendo mis antojos;
tu cuerpo, él,
sumergido en esa coraza impermeable,
rellena de ti, vacía de lo demás.
Y cuando el invierno se va,
te desnudas hasta quedar con dos prendas,
escapas y te pierdes en la paz de la playa
rodeada de arena y agua,
incrustando tus pies en su fina granularidad
mientras ésta se pega a tus hermosas piernas.
Tus ojos ahogados en el horizonte del mar,
en África—me dices una y mil veces—
que queda más allá.
Esta falsa paz que sientes
rodeada de nadie o de gente,
no te engañes, se llama soledad,
y la buscas como una loca desesperada,
que se refugia una vez al año en la lectura,
mientras calla, lee y no habla;
perdona si insisto,en que yo lo llamo soledad.
Y cuando al fin me escuchas,
comprendes que mis 365 días del año
son como tú en ese perfecto verano que describes
que no es si no lo que ya repetí dos veces.

ℵiemand, Soledad, 31 de mayo, 2014

Distingo tres fases en el aprendizaje de un lenguaje: 
  1. En su edad infantil, cuando mezclamos nuestra personalidad y pasiones con lo aprendido. 
  2. Cuando absorbemos expresiones y nos olvidamos de su significado. 
  3. Cuando maduramos y somos las dos fases anteriores y algo más.
Y alguien estaba aprendiendo a caminar sobre otro mundo que no era el suyo.

Si bajas cada paso
es uno más bajo.
Baja.
Pero no olvides:
un paso.
Otro.
Y otro
Te acercas.
¡Para!
¿¡Me oyes!?
¡Por favor!
Has ido más lejos que yo:
hasta siempre.
empre
eco.
k.o.
 ℵiemand, Tú, 18 de julio, 2014

La escritura es la sofisticación del lenguaje. Pero lo sofisticado tiene un coste: a más rigor, menos margen para lo estético. Nos esclavizamos cuando dejamos de ser nosotros mismos y el rigor de nuestra obra nos atrapa—y traspasa—deformándonos en un personaje que deja de ser persona.

Es una regla estética: es diferente leer a alguien individualmente que situarlo frente a su contraste: relucen sus imperfecciones—las del otro—. No es lo mismo describir la belleza que un razonamiento. Pero hay quién sabe ser ambas, siendo el contraste insoportablemente radiante—y no hablo de mí—. Sabe ser blanco y negro. Y, cuando quiere, escapa del rigor porque no quiere ser jaula ni arte enjaulado.

“Sueño inquieto el de tu mente, que sin existir, lo estás creando. Y posiblemente es la estupidez más maravillosa que hagas nunca. Cuando uno escribe, y esto lo hace únicamente para dignificarse, conoce el significado de cada punto, de cada coma; de cada apóstrofe. Es conocedor de la mentira que esconde cada palabra aunque, ciertamente, es desconocedor de cuánto hay de verdad (y de realidad) en todo el texto. Porque digo yo, que si lo supiera; no lo escribiría. El alma nunca se termina de desnudar—y perdón porque en vez de ‘alma’, tuve que decir Yo: Nadie.

ℵiemand, Escritor, 14 de agosto, 2014.

Es increíble la fuerza de la escritura cuando anotamos nuestras reflexiones. Un día, una sucesión de eventos y personas te inspiran a escribir un razonamiento; meses después, lo relees y concuerdas con tu pasado, pero serías incapaz de escribirlo igual porque la casuística ya no está.

Se mueve y empieza a ser una danza donde el vértigo está en quién observa; como si el arco del violín se deslizase lentamente mientras invoca su excelencia, que ya no quiere evadir su soberbia, conoce su musicalidad y todo ha dejado de importarle

—será que no le queda inocencia sobre la que bailar—

porque escribiendo está dibujando su estela. Manifiesta su magnificencia cuando consigue que los demás se aparten, dejándole la pista tan solo para ella.

Tuve que convertirte en Una cualquiera,
para que así, al fin, me mirases.
Eso te convirtió en cualquiera;
entonces fue cuando me dije:
yo no te cambié, te superé.
ℵiemand, Danzando,  15 de Octubre, 2014

Llegará un día en que nos preguntaremos la diferencia entre detenerse, observar, repetirse y bailar; si siempre bailan los mismos mientras el resto permanece inerte. Porque dos que quieren comunicarse encuentran su oportunidad en el medio: el amor—o la pasión—es una pulsión sobre él. Todo se teje capa sobre capa, cada una con sus delirios, pero es la arquitectura—del medio—dónde ocurre la acción, dónde ocurrimos...

Me haces ir y venir
del Cielo al Infierno
día sí y día, con gusto,
también.
En un juego de sumisión,
en el que nos une la dominación.
Dime ¿a dónde llevan tus caminos?

Me precipito.
O me precipitas,
me odias,
¿me amas?
Me atrapas.
Caigo,
huyo,
te disparo
y me hieres: tú.
Nos iniciamos en otras artes,
recordando la erótica,
sucumbiendo a los ensayos,
pero, como siempre,
emergiendo.
ℵiemand, Cambiando, 10 de octubre de 2014

Serían carácteres imposibles, ¡ouch!
Y es que por allí, sin previo aviso,
viene un cuchillo ficticio,
que sin ser tú el destinario,
lo recoges del suelo
para apuntar a tu enemigo.
Éste, consternado,
se pone a la defensiva,
Y sin dar pie a un posible diálogo
comienza una guerra ficticia:
¡una absurda guerra ficticia!
Y es que ya nada importa,
sólo matar al contrario.
Las preguntas,
lo que viene a ser lo importante,
se hablará tras la muerte.
Y, por tanto, Nunca.
Niemand, Irracional,  15 Oct 2014 

[pero es la arquitectura—del medio—dónde ocurre la acción, dónde ocurrimos...]—en este sendero que está comenzando a diluirse hacía la parte IV, que será una ambigua y completa evasión; un no-camino y una omisión. Porque quién sabe leer música conoce sus tiempos y sus pausas—. Y esto se está acabando. El 12 de noviembre de 2014 decidí desviarme hacia lo que denominé la “poetisa indómita”, texto hoy perdido, pero que fue la representación de una mujer tatuada, salvaje y poeta que no podía ser cautivada—nuevamente, era una huida hacia escribirle versos a nadie.

Ya definidos los símbolos—nuestros tatuajes—, el medio sobre el que viaja, y definida su interpretación, sólo queda escribir el final de este “Sobre El Paso del Tiempo: sabor música”, uniendo dos mundos—el de la música y las letras—en uno; aunque su historia ya ha estado ocurriendo a lo largo de las tres partes ya escritas.

¿Quieres que hunda silencio en el mar?
Hablo de asfixiarlo,de hacerlo desaparecer;
que se ahogue por su propia presión.
Cierto, del que hablo realmente es de mí.
Y estoy agotando todas las reservas, ya.

¿Por qué?
Te pregunté.
Porque quieres verme morir
Abrí una puerta imposible, tal vez,
y ahora me señalas deseando verme caer.

¿Crees que agitar este infierno es sobrevivir?
Yo no, y aunque encuentre en ello diversión,
lo único que percibo es la muerte tras de mí.
rugiéndome y gritándome todo lo que soy: mi fatalidad.
Ya voy, me digo, a enterrar todo lo que alguna vez fui.

Bajo mis propios ojos,
no soy ningún guerrero mitológico, sólo un hombre.
Y pobre de él, que supo ganar y perder a la vez.
¡Detente! Poeta de besos que nunca versará;
amar es distinto a lo que pretendes ser.

Nada, Todo y Nadie juntos nunca verás emerger.
Elige bien, elige vivir y no morir,
Estúpido humano que creyó encontrar en pensar
una bella razón para existir.
¡Ay! Que te consuelas sólo a golpe de ti.

ℵiemand, Nadie te salvará, 22 de noviembre, 2014

A partir de aquí, sólo falta un año hasta el 23 de noviembre de 2015, un año desde 2014, otro desde 2024, para vivirte al revés, pero con mi olvido y todo mi desprecio para quién sí conoce la fecha: que no te recuerdo a ti, sino a la época. Tú nunca fuiste música; ni de nadie, ni de nada.

Dos lustros, una década,
y todavía no me desconozco. 
Un veintitrés de noviembre, 
una fecha que jamás olvidaré.
No seré yo
quien culmine esta obra
abierta en su omisión.

No seré yo pero seré yo
en esta aporía
ensayo de una meta-canción

Que nunca seré ella, ni nunca yo,
quienes escribimos esta oscura
tiniebla de sangre y pasión:

sino ambos, música, tributos de nuestra adoración.

ℵ, diciembre, 2024

No todo lo personal trasciende durante la escritura, aunque siempre dejemos huellas escondidas entre letras. Tampoco todo lo virtual trasciende: lo que está en este texto, para el lector, será una suposición, un podría colocado al lado de la omisión, donde las piezas faltantes serán de carácter reservado, bien para mí, o bien para ella; en los que ella puede ser cualquier fragmento del texto o todo junto, y ella será la que sepa encontrarse, aquí, perdida, navegando su tormenta—o nuestra tormenta—. Los patrones pueden contar historias pero no todas las historias esconden una lección—o una canción—; y sí, todas las historias cuentan historias, porque son lo que son; las fechas—reales— sólo son perfectas acompañantes de aquello cuanto el lector quiera imaginar.

Importante: también lo que está fuera de aquí completaría este ensayo. 

Continuando donde lo dejé, con un poema del 22 de noviembre de 2014, iré más atrás para poder avanzar: a mayo, luego a julio, y después a diciembre(ya posterior al poema mencionado)

Tú, insertada en mi pensamiento
seguida por un intransigente abandono
datan el comienzo de un pésimo terremoto.
Ahora, paseo por las calles con vacío
del que me digo no soy dueño,
sino coparticipe de lo que, tal vez, hemos sido.
¿Quién eres? Un misterio
fugaz como lo que transcurre en el universo,
falsamente latente, como lo percibe un humano.
En este paisaje verde que recorro
tras un sendero de vida cautivo,
mientras me observo y divago:
ancla las enseñanzas del tiempo
para que no se las lleve el viento;
y recuérdalas para no acabar en olvido.
ℵiemand, Ancla las enseñanzas del tiempo, 16 de mayo, 2014

El lenguaje de la música no es más que una representación simbólica—o una de sus múltiples posibilidades—de lo qué fue y será recorrido de sus notas músicales hasta componer su melodía. Son potencia y acto: símbolos que podrán ser re-interpretados y que en su acto danzarán sobre el aire en el que existimos. Sin tiempo no hay música, sólo notas; solas.

En el siguiente video puede observarse la música—Sweet Dreams con violín—y sus símbolos sincronizados durante la formación de su melodía:


Este lenguaje puede estar complementado con letras—interpretadas por un vocal—aunque todo forme parte de la misma composición; que también se puede separar una de la otra y crear distintas versiones—acústica, stripped, metal, rock, etc.—manteniendo la esencia de la original. Porque todo arte tiene sus grados de libertad.

El siguiente texto está inspirado en un ángel que le escribía al viento, tenía sinestesia musical y no lo sabía. Por seguir dentro de su contexto, cuando un demonio busca un ángel que le sobreviva, sólo encontrará otro demonio. Ésto es algo que entendí meses después.

“Buscaré la definición de palabra, y sin usarlas, entenderás lo que quiero decir. Para ello aprenderé música y crearé un punto de contacto entre ambos mundos. Puede parecer una locura más, pero es un signo de pasión; un intento por comprender el idioma de las notas musicales. Imagino que tocarlas no es lo mismo que hablarlas. Y ya no imagino sentirlas; la música digo. Intuyo que si una nota musical se siente, la melodía debe ser aquello que te recorre.

Ahora lo que me pregunto es: hasta dónde.

Hasta dónde está dispuesto a llegar el demonio en su afán por acariciar un ángel. O verlo siquiera, tal vez. A él no le vale el más hermoso de la corte. Todos le arden. Y aquí, en un alarde de fantasía presupone que uno le sobrevivirá. O eso piensa al postular que todo Elemento tiene su Antagonista.

Observando las partituras, u oyéndolas, le salta a la vista que dentro de una melodía están los agudos y los graves. Agudos y graves. Sí. Que cuando se compenetran es como si hilasen una manta infinita, convirtiendo el ruído en melodía. Son la imperfección hecha perfección. Son orden en el caos. Y si somos música, tú, y sólo tú, has de saber muy bien quién eres. Y si no me crees, espérate a oir el minuto 3:22 de esta misma canción:

Violines elevando la voz de un ángel hasta los altares
mientras me oigo gritar como pocas veces,
Entonces me digo que si yo soy nadie,
tú debes ser todo. 
Acaricio tu alma y caes.
O ambos caemos. 
Tampoco es que importe.
Hablo de lo imposible.
Allí dónde nunca caes,
yo ardo como siempre;
y, finalmente,
en brazos de nadie,
mueres.
ℵiemand, Ángel, 14 de julio, 2014”

Edición de 2019.- Ese año lo adapté durante su traducción al inglés con alguna licencia en su modificación:

Devil's Song

Original Song(Blue Jeans, Lana del Rey)

(3:22) Violins raising the angel voice

(3:22 You went out every nigh)

while, I hear myself shouting

(and baby that's all right)

Then I tell myself that, if I am no-one

(I told you that no matter what

you must be all-the-one.

you did I'd be by your side)

I touch your soul and you fall

(Cause I'mma ride or die)

Or we both fall

(whether your fail o fly)

I spoke about the impossible

(shit at least you tried)

where you will never fall and

(but when you walked out that door,)

I will always burn;

( a piece of me die)

and you, in devil arms

(I told you I wanted more)

will always die.

but that's not what I had in mind)



Ya puntualizada mi perspectiva sobre el medio—el dónde y el cómo viaja el símbolo—, continúo con diciembre de 2014—mes en el que detuve el tiempo y grueso de este ensayo en su parte anterior—. Un medio digital que vive dentro de un universo interconectado, contiene en su escritura componentes de instantaneidad y retroactividad. Pero cuando escribimos—máxime en este medio—podríamos desapercibir que las fechas de publicación no son importantes, ya que las historias conservan una estructura lineal, donde el lector puede leer o ver—leerse o verse—en dos marcos temporales distintos a causa de la linealidad durante su lectura—el cuándo el lector descubre la historia—. Si el escritor mantiene una linealidad entre historias, está escribiendo una historia compuesta de subhistorias; y por allá, el nuevo lector leerá lo que el escritor no supo ver; es más, el lector podría influir en la siguiente historia. Se convierte en un lector activo, lo que contrasta frente a ser un lector pasivo de un medio clásico como el libro físico, donde la historia es autocontenida y cerrada. 

Sintetizado, el lector y el escritor pueden entrelazarse al ocurrir en un mismo medio, resultando en una seductora composición cruzada donde ambos podrían intercambiarse con un “te leo y me escribes, me interpretas y te describo” en la que la modelo, siendo esculpida mientras posa, queja, mueve y siente; lo hace y hará distinto en su durante—el de la obra—, que es tiempo sobre el que tallamos sus peculiares dinámicas: la viva representación e interpretación de su realidad en movimiento. 

Primero fue inocente, indoloro,
sin ser consciente de lo que vendría.
Creyó que incendiaba mentes como un juego
en un acto prematuro de rebeldía.

Oh, tus pasos dibujaron caminos
evocados en desconocidos transeúntes.
Y fue entonces cuando la diversión le sonrió
con alguien que comenzó a (a)dorar sus mensajes.

Todo alcanzó la temperatura adecuada
encontrándose ante un camino cíclico:
esas perdiciones ya fueron andadas
y ahora atacan como poseídas por un loco.

Fue entonces cuando la conoció:
a ella, dulce y esperada humillación,
escribiendo el ensayo de una canción
que la condenó a su cárcel por violación.

ℵiemand, Humillación, 14 de diciembre, 2014 

Edit 2025. Cover generada con AI

Entre la instantaneidad y retroactividad de este medio ocurre la recursividad del suspiro: mientras suspiramos por alguien, otros suspiran por nosotros. El paraíso sólo fue lugar para dos; uno si ella es la fantasía del artista—siendo su musa y tentación—. Escribimos sin consecuencias y terminamos provocando lo inesperado: que la ironía puede ser desde la más leve hasta la más exponencial y salvaje; la tuya y la de ella. Y tú estabas construyendo tu propia cárcel—de letras—mientras le mentías a otra diciendo que fue aquella quién te lanzó a tu abismo, cuando la que te culminó fue la última en llegar—y todavía no lo sabías.

“Seré claro, ella se difuminó como sólo hacen los sueños: en el mejor momento.

Creo que fue allí, en plena guerra por llevar razón, cuando ella me lanzó al vacío. Oh, tú, sí, ahora no hay día en el que caiga y yerre varias veces. Mi orgullo, mi soberbia, mi seguridad, mi yo, puedo decir que eras tú. Fuiste mi ego. ¡Y lucho por mi ego!

Me condenas a reservarte un hueco para el que ni yo mismo tengo lugar; tú, si tú, que se define bajo una narrativa similar. Te intenté encerrar en una cárcel ficticia, construida con deleite en cada uno de tus sueños, siendo tus ideas fuertes y bellos pilares; tallados como tú. Reconozco que entre tanta ambición me olvíde de mí. Y fue en lo más alto, terminando la cúspide, cuando resbalé y caí en tu trampa: el vacío. Fue una traición de la que no te culpo. Eras mi trampa. Y ahora yo soy la tuya.

¿Cómo te sientes siendo el resultado de tu propio espectáculo?—te oí clamar mientras recorría el abismo, siendo tu eco mi nuevo acompañante— tú eres peor que yo, y por eso te dejé rozarme, para que aprendieses la lección: que somos desgraciadamente parecidos. Ahora cae, ámame en silencio y aprende de tu orgullo. Si es que puedes—sentenciaste.”

ℵiemand, La cárcel, 23 de Junio, 2015

Qué complicada es la conquista en el amor cuando tienes que diferenciar entre estrategia y táctica; o peor: cuando la definición empieza a parecerte un sistema complejo. Pero, ¿y lo divertido que es narrarla, a ella? O a lo que uno piense.  Ahí está la pasión, en el durante. 

En este momento de la lectura, tú, lector de este ensayo, tendrá su propia interpretación de lo que podría haber estado ocurriendo. Pero no vayas tan rápido. Faltan piezas y existieron otros medios, distintos a éste, donde también ocurrió la acción. Además, por entonces, al que le faltaban piezas era a éste escritor, yo, que había construido, sin saberlo, una especie de profecía autocumplida que ya le estaba ocurriendo cuando alguien, por fin, supo cómo asomarse a éste abismo literario.

¿De qué color es la tristeza?
Del color de las emociones:
de tu último resbalón,
o del último sueño que quebró.

Que sé yo,
un hombre más,
un arrebato perdido;
o un disfraz de lo no-suyo.

Una nada incomprendida,
un sueño, una realidad,
un poema asonante caótico,
O una mentira versada.

Sí,
tú,
yo,
y nunca.

ℵiemand, Nunca, 7 de Marzo, 2015

Primeros dibujos, 2015
Cuando uno aprende el arte de la escritura, va probando distintos géneros, y en 2015 decidí darle un toque erótico usando canciones sensuales* para arropar textos de otra índole con el fin de erotizar las ideas.

* Nunca he leído ni visto Cincuenta Sombras de Grey, de hecho, tampoco sé de que va, pero me gustó la OST.

Puede sorprender que este texto, habiendo adquirido tintes filosóficos, pueda acabar en su parte final explorando el erotismo y la seducción con una lección inolvidable: que siendo la escritura distinta de la lectura, ambas pueden atraparte: a tí, a mí o otros tantos. 


Espera.
Uf; desazón.
Una muerte más.

Y es que hay un infierno que lo abarca todo: la estupidez. El humano es su propia oda, incapaz de entenderse en macrocolectivos, siempre sumido en su propio egoísmo, empeñado en que su vaso desborde y ahogue a su especie. No. Nunca hubo esperanza más allá de la ficción. Esta distopía se me atraganta y bebo a toda prisa para no ser su próxima víctima.

Cuestiono mis premisas, abordadas desde mis primeros año de vida. Reflexiono; bebo y evacuo. Lo tóxico aumenta. El cielo se oscurece y me miro al espejo: los años transcurren. Caminas hacia tu muerte, como todos, como nadie, como nada.

¿Qué fue del poso? El vaso se llena más rápido de lo que digieres. Y mueres.

Como era lógico.”

ℵiemand, La muerte del criterio, 12 de Marzo, 2015

Durante la composición nos entrelazamos: leemos y escribimos fuera y dentro de sí, eclipsando al que sólo sabe (d)escribir el dentro de sí. No hay márgenes cuando dos símbolos de distinta naturaleza se mezclan, siendo palabras que bailarán con el fin de desprenderse del papel.

También podría atreverme y definir la meta-composición como aquella donde distintos artistas se entrelazan—entrelazan su arte—siendo una bella coincidencia.

Amor,
nunca te encontré.
Ensoñada, me perdí,
y en la nada, te hallé.
En la cima del caos,
lejos, entre montañas,
sondeando tu propio abismo.
¿Acaso no me oyes gritar?
No soy el murmullo de tu eco,
sino una mujer que debes salvar.
¡Ay! Pero no existes,
mi voz se ahoga,
y entre tinieblas,
siempre,
tú,
desapareces.
Maldita seas.

ℵiemand, Agonía, 14 de Marzo, 2015


Edit 2025. Dos versiones generadas con AI

Y, entonces, ya estaba sucediendo la complicidad de quién menos esperabas: la conflagración de lo que no supiste ver, pero sí escribir, y que ahora danzaría sobre ti. No lo niego, el caos siempre fue la parte práctica y artística de la teoría; la demostración, el fuego; el viento, el lienzo en blanco. Y aquello fue arte sobre fuego sobre viento sobre espirales.

Ser sorprendido por tu propia escritura es la ironía de ser devorado por tu misma provocación. Escribir sobre nuestros deseos es suspirar por el objeto de deseo, sin importar si estos son inalcanzables. Diseñar un texto sobre él es la erótica de un deseo fantasioso; un quiero ser engullido—por ti y por tu arte, ¡por favor!

“Te encuentras, de nuevo, ante las últimas intermitencias de un cigarro que se extingue. Dices ser fuego, o al menos, tus recuerdos. Las ascuas se encienden y son absorbidas por una presión que dirige su muerte a tus pulmones. Humo. Qué extraño es todo cuando ves una metáfora en cada situación. Una lección: la percepción es como un cigarro que, tras consumirse, se convierte en el humo de la memoria. Volátil.

Piensas demasiado y te consumes. Creo que me olvidé de que esta etapa de la vida era un cigarro. Uno más. Pellizco el filtro con los dedo pulgar y corazón y lo catapulto lejos, al vacío.

Joder. Todo era una ironía. Otra lección. Una más.”

ℵiemand, Ironía, 4 de Abril, 2015

Sólo un artista conoce la naturaleza de otro artista. Y no siempre, porque no es suficiente ser equivalentes, es necesario que sus almas compartan composición. Dos artistas de la misma naturaleza son mutuamente ignífugos.

Contigo, a la guerra; siempre. Designios:

Los enamorados dicen tonterías y sellan una alianza.
Los apasionados se provocan y juegan a la guerra.
Los cobardes pretenden y nunca se arriesgan. 

Ten cuidado con la pareja de baile que eliges o acabarás perdiendo la batalla y a ti mismo.”, ℵ, 2024

“Soy muy distraído, sí, pero porque vivo en constante evocación. Es una ruptura transversal con el flujo de información que percibimos. Nunca vas paralelo al tiempo, sino a tus pensamientos. Es una inmersión total. Es vivir saltando impulsivamente por todo tu ser. Conocerte por trozos, nunca globalmente:

Un olor externo; y un recuerdo. Un pensamiento ajeno; y sus mil ideas me atropellan. Un ruido; y un cambio de contexto respecto a lo que pensaba. Una emoción;y un agobio. Una creación; y un principio de armonía.
Finalizarla; y retornar al caos.

Si alguno supiera lo que supone vivir así se pensaría dos veces el desear ser como yo. Porque sólo los estimulantes pueden desacelecerar esta forma de ser o pensar. Pero, ¿a quién le gusta experimentar otra forma de percibir el mundo cuando estás tan acostumbrado a ti mismo? A nadie. Sólo nos conocemos por como hemos experimentado la vida, somos la pura empatía de nuestro ego. Y a mí me encanta como soy: impulsivo, distraído, soñador, creativo, procrastinador y una bala perdida a la que más le vale encontrarse pronto.”

ℵiemand, Ser yo, 5 de Abril, 2015

Quién te quiere te busca y siempre te encuentra; también tiene algo más que opinión sobre ti. A partir de ahí, se puede empezar a definir la ternura, nunca antes. Erótico es no estar deámbulando entre el ruido. Erotismo es saber muy bien en lo que se está mientras se inhibe el ruido.

“Cuando pasas una hoja, sientes como ésta crepita. Crepita como un fuego incesante que va consumiendo, hoja tras hoja, una historia que va siendo orquestada en el cerebro del lector. Este fenómeno es algo, que al menos a mí, me resulta cuasi obsesivo: transformar un texto inerte, potencia, en un acto imaginado. Hablo de hacer crepitar la realidad.

¿No es esto el mayor acto de soberbia al que pueda aspirar un ser humano?

Por eso ella asoma sus zarpas a tu pensamiento, a tu propia línea editorial, buscando un hueco en la historia. O no. Busca ser la protagonista principal. No me amenace con juegos de amor—le dices con tono amenazante—o arderá bajo mi propia inquisición. Porque en mi narrativa soy dios y puedo demostrarte que los escritos son funciones inyectivas,  ¡qué complejo más grande éste!

Entonces naufrago y mi personaje principal empieza a parecerse a ti, ¿por qué esta biyectividad? Perdona, es la pregunta de rigor. Y si no sabes contestarla, querida, es porque tu personaje ya ardió. No puedes hacerme bailar como al resto. Tu disco está rayando su propia defunción y empieza a cantar un: you can't predict me; love.

O miento. Como todo escritor.”

ℵiemand, Narrador, 17 de Abril, 2015

El deseo y la pasión tienen componentes de inevitabilidad. Poético es que no haya marco temporal para su desenlace porque este pertenezca a la fecha a la que decidan viajar: juntos y desnudos en una plataforma que permite los viajes en el tiempo sabiendo que, desde ahí, el destino ya se estaba escribiendo, sin importar el destino temporal. No lo quieras entender, pero es muy erótico.

“Eran igual de buenos estrategas y estaban bien dotados de intuición. Pero ella, como mujer, dominaba mejor el juego intuitivo que él. Ambos se escrutaron al completo nada más conocerse. La primera mirada ya fue el primer roce; y los diálogos sólo complicaron algo que de por sí empezó mal.

—Deja de tratarme como si fuera estúpida, gilipollas.
—¿Eh? No sé de que me hablas...

Y es que los dos llevaban razón. ¿Entendéis el problema? Ahá, sí: eran rivales sin entender por qué. Lo único que se sabía es que estaban en constante guerra. Y que la llevaron demasiado lejos. Sentían celos por sus amistades. Sí, ellos, que nunca habían sido posesivos, comenzaron a marcar a sus amigos.

«Deja de hablar con mis amigos».
«No son tuyos, no son de nadie».
«Quién se ha creído que es».
«Arrogante».
Musitaban indistintamente entre dientes. Eran iguales, pero se tenían que llevar mal por guión. Por su propio y arbitrario guión.”

ℵiemand, Doble ego, 19 de abril, 2015

Cuando encuentras en quién menos esperas a alguien capaz de sacar de ti lo mejor o lo peor, amor u odio, no importa; es pura violencia. Y qué si la rabia saca la versión más salvaje y espectacular de sí misma, si ahí es cuando nos define lo que mejor somos: la rabia por sentirnos frágiles y débiles. No es paradójico, son nuestras ambivalencias; y mi mundo real—no virtual—estaba empezando a agrietarse. 

En las relaciones, unas veces descubres qué y quién eres y otras qué y quién no eres. Lo último suele ocurrir al final del trayecto, cuando lo que permaneces eres tú. Es como los riesgos silenciosos, que ignoramos cuando queremos—querer, una palabra en español con más que el siguiente doble significado: amar o apetecer es también querer.

—Debe existir otra forma.
—No.
—¿Entonces qué sentido tiene todo?
—Ninguno.
—Ya no crees.
—Creo que lo mejor será desaparecer un tiempo. Dejarlo.
—Pues adiós.

Me dijiste hasta el fin; hasta encontrar las respuestas. Me dijiste tanto que tras abandonarme lo entendí: fui yo quién dejó de creer y no tú. Pero ya no estás. Intento no culparme pero no es fácil reconstruirse. Erré en toda y cada una de mis premisas que callo, por orgullo, por no mostrar jamás debilidad. Por estar programado para avanzar y nunca mirar atrás. Esta autoprotección me convirtió en un monstruo que, ahora, a solas, juzgo con crueldad.

Lo de autodestruirme nunca fue conmigo pero a veces es necesario para recapacitar, observar y reflexionar. Bien. Por eso lo vuelvo a hacer. He vuelto a ser yo y busco con desesperación todas las preguntas que dejamos sin resolver. Ya sabes, acabar con el misterio y buscarle una explicación a todo. Renegarte a ser absorbido por lo supuesto y por lo evidente. Y aquí estoy: mirando en mi propio abismo, de nuevo, repitiendo viejos vicios pero recordando quién soy: yo.

Te vuelvo a buscar sembrando el caos, dirigiéndolo hasta su epicentro, que siempre fue la clave, el dilema y la solución. Las brújulas enloquecieron y me llevaron a esa oscuridad que tanto temía. Ahora asoma un rayo de luz y la oscuridad se expande dentro de sí, como si estuviese ante un agujero negro.

Y comienza el terremoto. ¿Dónde estás que no te siento? Entonces lo hago de mil formas distintas, mi mayor virtud, y te oigo gritándome que esta vez lo hagamos eterno para que nadie se pierda jamás.

Saco mis mejores armas y construyo una gran 'X'.

—¡Lo tengo!
—Resolviste tu existencia, pero yo ya no soy quién era—dijiste con las mejillas inundadas en lágrimas. Tardaste demasiado—nos sentenciaste.

Y aunque sé lo que significa, comprendo que mi guerra te superó. Y que fui totalmente injusto con quien tuve que acompañar siempre.

«Nos abandonamos para sobrevivirnos. Para existir.»”

ℵiemand, Existir, 22 de Abril de 2015

Muriendo en mi realidad, húbeme aquí donde todas querían ser ella sin que ella estuviera definida. Ayer, ella no existía, y todos querían serla, hoy sí podría estar definida e, igualmente, todas quieren volver a ser ella. Si huyes para escribirle a Nadie, puede que por el camino encuentres a tu propio doppelgänger: todas queriendo ser ella y ella, al fin, emergiendo sobre tu propio caos. Existiendo.

Imagina dividir un alma en dos
como si un dios separase
el cielo en uno
y el mar             en dos:
nueva                  viejo
Reina                       Rey.

   ℵiemand
  Doppelgänger
  22 de junio, 2015

Me he pasado 9 años culpándome por algo de lo que hoy ya no me arrepiento. Si no hubiera escrito, si no hubiese guardado los escritos tras borrarlos, hoy estarían perdidos. Si nunca me hubiera atrevido a mirarlos, este ensayo no habría sucedido.

Olvidaste lo importante:
su dulzura, sus labios,
y su gesto sonriente
ahora ocultos tras tus manos
empapadas en sangre,
temblorosas por sus gritos
que pronto olvidaste.
Fue entonces
cuando comprendiste
que hay derrota
en el interior
de la victoria;.
y que ganar y perder
juntos, a la vez,
es posible.

ℵiemand, Sangre, 1 de julio, 2015

“La vida, las comas y los puntos. Lo seguido, lo plasmado y la tinta corrida. Aquí tienes lo inabarcable capturado: no era más que ruido torsionando el papel.

¿Que qué hay de mí? Pues las preguntas se me acumulan y empiezo a sentir como la marea me ha ido empujando hacia la cresta de la ola. ¿Preparado para caer? Siempre. Se acercan turbulencias y recuerdo que la acción es el haz y el envés de este adicto al riesgo.

Allá vamos, sin rumbo, sin dirección pero capitaneando mi propia locura. Después de todo, nada es nuevo. Sí, tanto para decir que ya era de pensar en proyectos nuevos. 

Al carajo.”

ℵiemand, Nuevos Proyectos, 31 de julio de 2015

Un día te levantas y percibes al otro/a como un subconjunto pequeñísimo de ti mismo. Aquellos días descubrí que algo ya había acabado con estrépito. Si fueramos libros, el nuestro ya había terminado. Si hubiesemos sido complicidad, si los dos hubiéramos sido música, todo habría sido distinto.

Empecemos;
por el principio,
por la nada
o por ti,
dibujando colores
con música.
¿Lo sientes?
Es el viento retorciéndose
sobre sí mismo
y sobre tu pelo, que,
como una nota revoltosa,
navega el mar,
erosionando el caos
hasta tornarlo en pulsión.
Por eso la sientes;
y por eso, ella,
te baila.

ℵiemand, Música
6 de julio, 2015

Sigo omitiendo(te) pero sigo escribiendo sobre una historia pasada para reconstruir su historia:

“Y si deja de llover todo deja de tener sentido. ¿Sabes? Todo es temporal. Cada lenguaje, cada pensamiento, cada código, cada momento compartido, todo es temporal. Es puro contexto.” - ℵ,La metáfora perdida, 2017

El que omite arbitrariamente, éste, yo, aquí, sabe muy bien lo que hace: está diluyendo el contexto dentro y en trozos de papel. Si el resto del texto suena inconexo, habré conseguido mi objetivo.

Salta al vacío, corazón;
Imagen perdida; nueva(2024)
caza como águila, mujer;
ama en silencio, tú.
¿Y qué?
Si tú eres música
y la música es tu guía,
tu destino ha de ser radiante.
Pero ni el destino existe,
ni el vacío es lugar
para una caída abismal.
O vuelas o mueres,
demonio musical.

ℵiemand, Música Incompleta
12 de julio, 2015

Mientras seducimos, nos seducen. Mientras somos seducidos, podríamos olvidar el objeto de deseo. Incluso podríamos olvidarnos de nosotros mismos.

Dibujar es desnudar un lienzo en blanco—en modo poético.
Dibujar es desnudar un cuerpo—en modo erótico.
Dibujar es comprender la anatomía y el material—en modo ingeniero.  ℵ, 2024

Escribir no es tan distinto. Lo sé ahora que he experimentado con ambas artes.

Era el background perfecto para tu mejor historia.
Era épica romántica dibujada sobre viento.
Era, pues, ella: oscuridad, narcisismo y caos
de una voz en off que no podría detener jamás.

¿Por qué huyes, escritor?
¿Por qué temes? ¡Poeta!
Por qué yo, por qué tinieblas,
por qué un juego, por qué jamás.

Quita ese espejo, bórrame de este reflejo,
esto no iba sobre ti y jamás sobre mí.
Reflejarte es verme vivir y morir.
Y ya es tarde para los dos, maldición.

Cuando te ojeé, oculta tras la penumbra,
te supe doppelgänger de un poema
que todavía no pudiste escribir.
Y conociendo tu miedo, sé, lo haré yo por ti.

(¡No!)(Sí)
(¡Basta!)(Nunca)


ℵiemand (ℵiemand)

Tú: tu dibujo, 2 de Agosto, 2015

Sólo dos demonios pueden hacer converger su fuego e incendiar todo su entorno; y sólo ellos saldrán indemnes.

Es la vida la que me hace ser destructivo—sería nuestra justificación del acto.
Es lo destructivo lo que me da la vida—sería la puesta en escena de nuestra actitud.” - ℵ, 2024

Erótico es la pasión que va incendiando nuestras mentes y nuestros cuerpos. Es la última conflagración entre dos pasiones que se enfrentan; que nosequieren, pero se encuentran en la provocación.

Como la última gota del cielo
caída por accidente sobre un charco;
así fuiste.

Diluida en océano de terromotos
que resucitaron bestias de alta mar;
así saludaste.

Estrellando olas en los límites de la superficie
despertando la oscuridad del bosque;
así sonreíste.

Y como una historia mal narrada,
en la papelera acabaste—sonreí.

ℵiemand, Tsunami,  30 de Agosto, 2015

No supe verte venir; no supe como capturarte; no supe como desecharte; como tampoco supe nada entonces. Pero me enseñaste la lección de mi vida: que nos entrelazamos para existir y nos abandonamos hasta morir. Y me encerraste dentro de mi propio relato. Tú sí que fuiste música y una bellísima destrucción que me cambió para siempre mientras escribía, con empeño y tesón, versos en mis tinieblas, deseando hacer crecer una rosa en el infierno, que me quemó y me salvó de mi mismo; gracias: Música. 

Un, dos, tres,
luz tenue oscureciéndose;
cuatro, cinco, seis,
tus ojos destruyéndome;
siete, ocho, nueve,
entiérrame esta noche.
Bajo lirios escondidos
tras víperas pupilas
que en cada parpadeo
me hicieron suspirar por el olor
de tus temibles pensamientos.
¿cuántos hombres sucumbieron?
Tú, viuda negra, no te acerques más,
que no quisiera que el olor
de un lirio enloquecido
truncase mi alma.
Tarde, hermoso, fatídico,
(nueve, ocho, siete)
es el olor
(seis, cinco, cuatro)
de un lirio
(tres, dos, uno)
que me destruyó.

ℵiemand, Oscura,  9 de Agosto, 2015

Y dos reflexiones finales.

Una filosófica: hay tantos juegos como historias pero más perspectivas que ‘almas’; porque un ‘alma’ tiene varias perspectivas. Y la tuya es la que permanece escrita. Tampoco sé si soy la misma persona aunque todavía no me desconozca. Revertido el dolor, revertido el tiempo, ahora mi flecha temporal apunta hacia adelante. 

Otra sobre tempestades: ‘Toda la guerra hago la guerra. Toda la guerra escribo. Palabra por palabra yo escribo la guerra. Ir al amor o hacerte la guerra, guerra que te hace el amor, amor que va a la guerra.’ ℵ, 2024

Acabo este interminable ensayo dirigiéndome hacia la pregunta, siendo también duda, para convertirla en palabra: la estrella no busca ser estrella, es durante su accidente cuando muta en símbolo, palabra en la que se encontrará a sí misma; 
su nombre: estrella. 

Y lo sello con esta hermosa canción que bien podría representar el broche de una época épica y salvaje:


Que nunca seré ella, ni nunca yo,
quienes escribimos esta oscura
tiniebla de sangre y pasión:

sino ambos, música, tributos de nuestra adoración.

ℵ, diciembre, 2024

VII.- La Metamorfosis sobre el Tiempo (Parte I, Junio de 2025)

[english version, here]

Negar lo que somos mientras ocurre nuestra metamorfosis es negarnos en el tiempo. Pero olvídalo y empecemos desde el principio: sólo con el lenguaje como carga; que ya es muy pesada.

Ensayo Sobre La Escritura

La historia que atraviesa este ensayo es la de una poeta que le escribía versos a nadie. Esta poetisa siempre supo el desenlace: que negada, permanecería; sola, versándole a nadie. Si diluviaba, que se inundase; que quedase destruido aquello que se interpusiera en su camino. Si estaba maldita, sería una maldición asignada, no suya.

Nota.- Es un texto complejo y enorme; y esto es solo la primera parte. También es una continuación de "Sobre El Paso del Tiempo". La idea es perderse durante su lectura y dentro de sus pinturas, porque el significado está extrañamente entrelazado a nuestra percepción conjunta de ellas. Y es necesario perderse. 

Nota 2.- Pienso y creo en cada párrafo escrito, no es un texto inconexo, quizá sí que es muy denso y sea una selva para ser explorada, incluso por mí. Y está inspirado por varias teorías que he leído en otras selvas.

¿Cómo hacer que una lengua muera?

Hoy—por diciembre de 2024—iba a retomar los lápices después de dos meses de abandono; entonces decidí ir a por tabaco—soy así de distraído y sé que no es culpa mía—. Durante el trayecto pensé sobre las lenguas muertas y cómo éstas se tornarían en su olvido; en su propia muerte. Ya había anochecido y la luna se asomaba radiante sobre el zénit, teniendo que esforzarme para mirarla, reparando, no sé por y para qué, en que faltaba menos para la siguiente luna llena. De inmediato, recordé una carta mía con pretensiones románticas escrita hará unos meses; allá, la luna era un símbolo en el que un amante sugería a su amada que, si la miraba, si tan solo lo hubiera hecho, él sabría que ella le estaba pensando.

Los meses transcurrieron y cada mes la mencionaba, a la luna, tonto de mí, percatándome de que era una carta kafkiana periódica que sucedería durante miles de años, sólo que sin dos, la mitad del mensaje se perdería periódicamente ad aeternum en una comunicación que no fue recíproca. En la siguiente superluna, volví a invocarla, llegando a creer que «la escritura se replica a sí misma porque es eco del mensaje y que, quizá—digo quizá porque esto todavía está en desarrollo—, cuando las lunas llenas se suceden en el tiempo, el autor se vuelve foráneo tras adquirir la capacidad de observar su propio pasado: su olvido».

Al recordar la carta y darle otra interpretación, ésta y la carta me acompañarán a mí; pero no, no es así como muere una lengua: muere cuando la luna permanece y su símbolo muta o se olvida; o expresado en su híbrido: muta en su olvido.

Fue después—importante el después—cuando el autor decidió modificar su obra, y sin cambiar o añadir una sola letra, mutó. Y ella se asomó a la luna, apropiándose del significado de sus cartas.
Esta acuarela ya no existe, su cometido fue arder

Así que, ¿qué son los símbolos? O, ¿qué son las palabras? Y, ¿cómo creamos el significado?

Símbolos

Si aplico un lema—la escritura—a sí mismo, comenzaré a crear nuevos caminos que describan la traza de lo que aún no está escrito. Es decir, de la escritura como autoensayo;

si el camino se hiciera andando, 
                    yo ya me estaría alejando 
                                     para poder escribirlo. 
                          
Si llueve; llueve
                  —y diluvia 
su símbolo. 

Poema.- Lluvia de significado. 

 If the journey were made 
by walking, 
                                      I’d already be walking away
                                             to write it down. 

 If it rains; it rains
                          —and its symbol 
pours down

Poem.- Rain of meaning

La Palabra, el Símbolo y su Viaje

Las palabras no se desvanecen, sino que laten sobre el tiempo. Se enfrentan a la contingencia del pasado y de su futuro como palabra, donde permanecerán rellenas de vida. Pueden ser estáticas en su pasado y, sin embargo, revivirán sobre y cada vez en el tiempo—con flecha temporal hacia adelante—, siendo la vida de lo que estuviera muerto—estático. Las historias que laten sobre el tiempo, y no bajo el sol, no pueden regresar a él sin dejar de latir. Es como decir que lo escrito no tiene regreso, que nunca lo tendrá, pero que puede seguir siendo, dejando abierto su posible regreso durante su relectura.

Desde nuestra perspectiva, es durante la transfiguración del trayecto donde creamos el significado. El camino, su composición; en un sin-destino que se reescribe sobre otros trayectos. Es nuestra deseo de...

“Querer crear un puente, inventar sus partes, y sostenerlo para que puedas cruzar los pilares de tu infierno para encontrarte a ti misma.

Eso son las palabras.

—Atraviésame—te diría el puente después. E inventarías mil razones para rodearlo y rodearte, porque lo que hay al otro lado eres tú.
—Atreviérame—contestarías— si yo estuviera también allá, porque es la lengua la que emula a las palabras.”
Diálogo .- Palabras

Necesitamos más que palabras para imaginar un paisaje, pero cuando lo tienes, puedes lanzar palabras sobre él. El tiempo es el posterior donde perdura su anterior. Y también otra palabra más lanzada sobre nuestro horizonte. El que algo «tenga sentido» es una representación muy humana, porque todo está tejido en aquel paisaje, incluso lo que no lo está o no tiene sentido.

Con la semántica definimos nuevas abstracciones y mediante la abstracción definimos nuevas semánticas, sin límite en su recursión, donde tejeremos capa sobre capa; «realidad» sobre «realidad», pudiendo ser de naturalezas distintas pero sobre las que se puede componer y que se pueden entremezclar—¿y no es esto lo que ya estoy haciendo?

Además, desde este marco podemos preguntarnos dónde emergen las posibilidades. Digamos que sí, empecemos con el no.

“Sea un beso, también lo que es y lo que no es: eso son dos palabras. La única manera de demostrarlo es dándolo, mientras que todo lo demás es su abstracción o semántica de lo que imaginamos, sin necesidad de demostrarlo, siendo, también sus no-palabras, no necesariamente reales, pero posibles.”
Parábola.- El no

Así que sigamos este viaje de transfiguración de símbolos.


roza témperas del cielo

gotas sobre pintura

de la lluvia

florece fuego

Poema.- Conflagración

brushes temperas from the sky

drops over painting

from rain

fire blossoms

Poem.- Conflagration

La Pausa

Escribir sobre el tiempo implica también nuestra interpretación de la pausa. Sin embargo, el tiempo nunca se detiene, carece de pausa, pero ésta existe—¿qué sentido tiene?


Transformando el tiempo

        en no-tiempo;

en su magnánima resistencia:

su pausa; su historia.


Un reloj de arena,

ausente de ella,    [arena]

perdería su función

sin que tiemble su significación.

Poema.- Siempre y Nunca

Transforming time

into non-time;        

in its magnanimous resistance:

its pause; its story.


An sandglass,

   absent of it,    [sand]

would lose its function

without trembling its meaning.

Poem.- Always and Never


La Historia (ἱστορία)

Hay historias que deben ser escritas sobre el tiempo antes de encontrarse con su colisión, propia o externa. Sólo entonces serán ruinas o pilares. Lo anterior está escrito en presente, pero en clave futura. El que escribe lo que piensa, siente o razona crea la posibilidad de estudiarse a sí mismo. El que crea, se desarrolla y se autoescribe, porque está «inventando» su historia.

Tenemos que vivir una parte de la misma para luego alejarnos de ella, que reinterpretaremos sobre otro tiempo, distinto del que la hemos experimentado. Solo entonces comenzaremos a construirla o narrarla. Es como si hubiera que vivir dos historias—la anterior y la siguiente—para componerlas. Tampoco pretendo buscarle una explicación, porque es algo que parece un síntoma del acto de escribir. Y, sí, al escribir este texto, lo hago navegando ya la siguiente historia.

Observa; mientras escribimos, ya estaríamos explorando futuras decisiones: la Posibilidad. Cuando algo nuevo emerge, el acto de imaginar su futura historia va desentrelazando sus posibles contingencias. Somos mientras seremos nuestro futuro contendiente. De ahí a que las historias pasadas nos terminen mirando a los ojos, porque previamente fuimos extranjeros visitándolas. Es nuestro interés el que nos aleja de nuestras costumbres y el que nos acerca a conocer nuevos mundos: a más interés, más lejos del hogar y más extranjeros. Y si la escritura fuera la extranjera que visita otras costumbres; y si en su relectura—sólo posible para quién escribe y se lee—nos encontramos visitando historias con nuevas percepciones; entonces podría ser que siempre fuéramos extranjeros mientras no describiésemos lo que apenas rozamos cuando todavía lo desconocemos.

“Estaban allí, los poetas, versando sobre amor, sobre besos y sobre ternura cuando supo que era una extranjera; y cuando ellos la vieron, se sintieron extranjeros”
Introducción I, La Poetisa Indómita

Definicion de Historia: es aquello que contiene la propiedad de transformar—o capturar si su flecha del tiempo apunta hacia atrás, aunque transforme hacia delante—. Ese algo contiene propiedades que también nos pertenecen. Nunca es como acaba su historia, sino como la continua. Y más interesante: con quién decide compartirla o fusionarse durante su (re)composición, local—en su espacio— o temporal.


“¿Cómo saber si una historia es gravitacional? Colocándote en su centro, su corazón(núcleo de frío, calor, vida y muerte) y detonarlo; ahora sus partes serán atraídas desde su pasado hasta su próximo centro; con sus N partes y con sus M centros gravitatorios. Y tan sólo después, después de su después, caerán hacia ellos.”
Prólogo, La Poetisa Indómita

¿Qué ocurre u ocurrirá si matásemos su tiempo? Es una gran pregunta, pregunta que puede ser escrita. Aunque miento, es qué ocurriría con ella. Así que, sea una poeta; ésta es y será su historia: la del cielo de una estrella.

“Esta soy yo, la que se mueve por el medio, en el medio y dentro de él; desconociéndome. Soy poesía de nadie y no me ves porque no (te) pertenezco. Vuelo, quiero, y no soy mirlo, sino mujer que inventa éste paisaje en el que me dejo caer para sobrevolarlo. Y me elevo sobre ti. Sonriendo y deshaciendo el tiempo en trozos que se desvanecerán tras de mí: en éste ‘aquí donde nunca me encuentro’ y en el que tú tampoco estás”
Introducción II, La Poetisa Indómita

Aquello que adquiere la capacidad de replicarse puede prescindir del tiempo—su tiempo— porque ya se despliega sobre él. Ambos se mimetizarían. Quizá haya dos Tiempos: aquel en el que nos replicamos y aquel sobre el que componemos. Quizá siempre haya dos historias, con la última en movimiento, donde todos sus capítulos venideros estarían en blanco; con sus epígrafes—y contenidos— eventualmente, reescribibles o desechables.

Una obra se escribe y no se conquista, salvo en su instante final, donde la sueltas y deja de pertenecerte. La historia de nuestra poeta es el desenlace de «destruir una historia hasta bailar sobre ella», es cortar su hilo para dejarlo caer—o dejarse caer dentro de él—. Al final del trayecto estará sola, danzando como nadie, como ella.

La Meta-Historia

Imagina un destino que se despliega desde el futuro hacia nuestro instante, como si el futuro estuviera escribiéndole al presente—o escribiéndose sobre él. La pluma y su tinta son el puente que atraparían ese eco. Cada palabra se rebelaría y se revelaría contra el sentido del tiempo; siendo el futuro quién la reclamará como su propia historia, sin olvidar que es nuestra memoria.

Nosotros somos arquitectos y testimonios del futuro; somos tiempo —presente— sobre otro tiempo—futuro— porque somos tinta y puente entre dos tiempos.


—Historia sobre historia yo construyo mi futuro—diría su meta-historia.
—Una buena historia tiene alma—diría el meta-narrador—o N almas, y es un infierno pretender dominar cada una de sus N-1 malditas artes. 
—Solo una historia que se ha vivido puede revertir su tiempo. Debe ser vivida y debe tener N+1 almas; meta-narrador.
Diálogo.- El metaverso de una historia

Descomponer la memoria de una historia(historia de una historia) te puede llevar a un origen de múltiples historias iniciales. Recomponerlas también. Y llegar a las mismas conclusiones desde distintas ‘historias’ en la misma época es la definición de ser contemporáneo. Y esto tampoco lo tengo claro. Pero escrito queda, por si acaso.

Si fuésemos capaces de escribir el legado antes de que lo nuevo empezara a ser una propiedad emergente, y propia, no sería legado; más bien es lo viejo, sobreviviendo, aplazando su inevitabilidad, pero reescribiéndose mientras se auto mejora y corrige. Son dos—o múltiples— historias en movimiento.

“Poca poesía habrán visto tus ojos cuando sólo hablas una emoción; poeta”
Introducción III, La Poetisa Indómita

El Contexto

Cuando creí cerrados los símbolos básicos de este ensayo, descubrí una frase que estaba fuera de sitio:

Sólo una historia que se ha vivido puede revertir su tiempo.

No supe comprender qué quise decir. Tuve que pensarla porque le faltaba el contexto; por tanto, mientras le faltase el contorno de su expresión—su dibujo—sólo yo podría revertir su tiempo y resolver su significado original: «El contexto es el dónde del texto», su lugar y un camino dentro de la selva del mismo. 

Y ahora está aquí, siendo escrito y descrito.

¿Por qué elijo una selva como representación? Porque vi a una escritora usándolo como metáfora y me pareció fascinante. Escribir es como entrar desnudo en la selva, sin lengua nativa, explorarla, y salir de allí con una nueva lengua y una cartografía de lo desconocido, sin entender muy bien qué es el mapa y de dónde lo has sacado. Es la extensión de la selva en nuestro interior. Pero hay que atreverse a adentrarse, porque cuando transcurre el tiempo, la cartografía es el mejor mapa posible para nuestro «yo futuro»; que será nuestro diferencial sobre el transcurso de nuestro tiempo, que es también nuestra historia.

The night is jungle,
  is jungle at night.
From it one escapes only
  through dreams.
As soon as it’s light,
  night falls;
  as soon as it’s life,
  death falls.
No one
        enter
               its
              depths,
  its continues us,
  and the jungle weaves us.
No two are alike:
  the inner one
    absorbs and expands us,
    open in origin,
    entwining 
    us
    like a perpetual tattoo;
  the outer
    is night of jungle,
    jungle of night.

Everything is jungle.

Poem.- Through
La noche es selva,
  es selva de noche.
De ella solo se escapa
 a través de los sueños.
Tan pronto como es luz,
 cae su noche;
  tan pronto como es vida,
 cae su muerte.
Nadie
        se adentra
               en su
              profundidad,
  ella nos continúa,
 y la selva nos teje.
No hay dos semejantes:
 la interior
    nos absorbe y expande,
   abierta en origen,
     que se nos
    enreda
   como tatuaje perpetuo;
  la exterior
    es selva de noche
    noche de selva.

Todo es selva.

Poem.- A través

Lo que nos hace pensar no está en el texto, sino fuera de él. A más palabras, más camino que río; y es más río quien lo erosiona—abstrae, sintetiza y reduce—que quién lo explicita. Ese río es el que se adentra en la selva o el que buscamos dentro de ella para situarnos, orientarnos o escapar de allí. ¿Qué es, entonces, aquello que nos hace pensar? Es su emergente recontextualización. 

—¿Dónde estás, querida?

“¿Lo digo en verso?
 Si verso es lo que soy;
   cuando negar no destruye
   sino que transfigura, 
 escríbeme:

¿Puede una asimetría
 construir significado
 y transferirse?

¿Puedes irte a la selva
 con un lienzo en blanco,
 una paleta,
 y escapar de ella
 con trozos de su negación?

¿Puedes negarme
 cuando estoy
 —yo, aquí—
 siendo recontextualizada?

Escritor, tú,
 tú que me entrecomillas
 mientras, yo, escribo estrofas
 atravesando tu ensayo:
si me niegas dos veces
 seré un romance pasional
 el nuestro.
—La Poetisa Indómita,
 Contexto de una Meta-historia  

Atrapada, ella, en su contexto, dejando trazas de una posible definición, el resto estamos enredándonos en la selva del ensayo, donde el escritor puede transgredir límites que no siempre son bien interpretados. Es dentro de este bloque donde puede ocurrir lo anterior porque es el contexto ideal para ser representado y no parecer un lunático aunque escritor.

Poético es no encontrar una representación—def. infigurabilidad poética—de la negación de aquello que podría pertenecer a una naturaleza distinta de la lengua en la que negamos su significado. Lo que negamos son sus palabras; no su significado. Es como querer dibujar música con el recorrido de la lluvia. Hay «no(s)» que pertenecen a naturalezas distintas; y no, no puedes negar una composición sobre otra si no comparten algo más que raíces, algo que seguramente exploraré al final del texto. Si no comparten raíces y son de naturaleza distinta, un «no» sobre otro de otra naturaleza es más que un «no», es un «no» que ¿pierde? su significado.

Y si me atreviera a teorizar sobre el romance y su pasión, habría empezado el ensayo con algo como «para todos (sí) tengo, no para ti». En esa negación es cuando ya habríamos elegido. Ahí es donde el otro estaría «escribiendo» dentro de nosotros. Si me atreviera, claro, a empezar un ensayo así; algo que ya podría haber hecho, siendo, también, parte del contexto.

Todo pasado es el naufragio posterior del lenguaje, del pensamiento, de cada momento compartido y de cada contexto que ya no está. Toda memoria es una  re- o des- contextualización de nuestras memorias.

Todo beso
 es exhaustivo en sus ruinas. 
No ahora, sino cuando no es.
El amor nos pospone
 hacia un después
 que siempre (nos) regresa.
Un poema sobre amor
 demora su desenlace:
 lejos, volverán a ser dos;
sólo que un beso
 es más que un beso
 para quienes lo saben interpretar.
Agotado su significado,
 quedarán dos versos inconexos:
 un beso de menos,         
 un poema de más.”        
—La Poetisa Indómita,
El amor y su contexto

También se puede descontextualizar un texto mediante su subrayado, aunque lo que debería ser excepcional —el subrayado— suele estar seguido de más excepcionalidad. Es ese estado en el que el escritor roza lo sublime y mantiene la respiración prolongadamente durante todo el contexto. Espira; vive, expira y muere, porque al contener la respiración supo escribir lo eterno mientras moría, consiguiendo escribir su permanencia. Y podemos extraer ese instante, pero es y fue el contexto—el suyo—lo que lo llevó a ese estado sublime, no el nuestro.

El Poema

¿Es la imaginación una forma de escritura dentro de nosotros? ¿Es el amor sin correspondencia la esclavitud de nuestros deseos por ser inscritos desde el otro? ¿Son aquellas figuras clandestinas—nuestros deseos—las que desean ser reescritas? Y, ¿qué es imaginar sino desear?

Vengo de escribir
 sobre las estrellas;
Y cuando regreso
 solo me ofreces un romance,
 erotizarme,
 o hacerme tu patrimonio
cuando yo pertenezco
 a las estrellas.
—La Poetisa Indómita

Imaginar al otro (en secreto) es proclamarlo autor de nuestros secretos; siendo nosotros, sus lectores o escritores, los que deseamos ser el poema y no el poeta, desplanzándonos hacia la búsqueda de versos que no son sino un amor clandestino e imposible, versos que no existen, no siendo poema ni poeta, sino tan solo nuestra imaginación.

Es una renuncia extraña y hermosa, el deseo de:
    - ser escrito por el otro sin regreso posible
    - aceptar ser una figura
    - aspirar a ser inspiración
    - morir por y para nuestros deseos

Sin embargo, nos mentimos porque somos nosotros los autores anónimos de lo anterior. Nos mentimos porque sólo nosotros podemos escribir en nuestro interior. No es una paradoja poética querer ser inspiración, figura o musa que no será reconocida explícitamente, disfrutando y sufriendo en el anonimato del deseo, ¿o lo es? Una paradoja poética.

Un secreto
 es ponerle llave
 y custodiarla
 junto al corazón.
Amar en secreto
 es cerrar el corazón
 para protegerlo
 mientras te arrasa por dentro;
o ponerle llave y cerrarlo
 para arrasarlo por dentro
 y protegerlo por fuera.
Son esas
 las asimetrías poéticas
 del secreto.
—La Poetisa Indómita

No es lo mismo negar que se ama en secreto que negar que se está enamorado. Ambas son dos negaciones de naturalezas distintas. 

¿Es el amor correspondido una doble composición—entre dos? ¿comparten naturaleza? Y, ¿por qué todo poema debe ser sobre amor?  

Si todo es sobre Ella.

Puedes empezar amándola, luego querer desmenuzarla en trozos, tal vez reinventar su historia de amor; pero, al final, lo que permanece—poéticamente hablando—es un poema. 

 Si pensare
                en
          versos

siempre solo
                para
          ti,

deleite de
                poesía
          que trascendiera;

en deseos y
                enredos de 
          reminiscencias,

tú, mi no princesa,
                princesa póstumo
          el poeta,
sin sucesor, 
                rey, ni
          principio,

versaría este
                poema
          finito

silencio(s)
                que no
          trascendería(n).

Poema. De Fin a Principio, ℵ

Hay escritores que escriben y escritores que piensan la escritura. Pensar incendia la evocación, y ésta es la que provoca que emerja una palabra distinta: hablo del símil; habrá poetas que versen y poetas que piensen el poema. Es un «pensar la herramienta o el lenguaje» frente a quienes la piensan o usan como una mera utilidad. Entonces evoca otra palabra: «estética», sección filosofía; es expresionismo; el nuestro, como seres que buscan nuevas y distintas formas de expresar su unicidad.

Ahora me enredo en lo anterior y lo último que observamos suele ser la siguiente regla en nuestras inferencias. Mira, la ironía—de la función poética—es formular para terminar encontrando la figura—cóncava de la mujer—dentro de un poema; donde el poema es una función estética y donde la figura de la mujer es ella en sí.

Estaban distraídos
 recitando la belleza     
 cuando el mar comenzó    
 a recogerse.    
Creyeron que sus versos
 permanecerían    
 como aquellos escritos,   
 lejos, sobre montaña.   
Entonces
        —silencio previo—      
    es tsunami.  
Todos sus castillos de arena
 fueron reducidos    
 a un instante    
 que ya no es.   
Hoy una sirena    
 canta por encima,   
 ignorando su tragedia    
 y a sus víctimas;    
 sirena que es la música    
 que los supersede:    
sus poemas, arena    
 de una no melodía,    
que ahora diluvia    
 bajo Música.    

Y sólo necesité
a alguien    
que supiera poner    
del revés    
sus universos:    
el uno o la una         
frente a lo demás.    
Y no, no vine aquí
a escribir una historia de amor    
ni a arriesgar mi corazón    
sino a prenderle fuego.   
—La Poetisa Indómita, 
la mitología del verso que entró en Troya

La Oscuridad y la Luna

El acto poético deforma el lenguaje y lo modela en una nueva dimensión, evitando su destino, que es transformado sobre otro; y sin destino no hay lenguaje o función poética.

Hay una parábola que todavía estoy desarrollando y es que al entrar en una cueva(figurativamente), el tiempo de nuestros recuerdos se congelaría y, al adentrarnos en su interior, nos moveríamos fuera de ellos, creyendo que al salir de ella, seguirán para que podamos reanudar y retornar a su tiempo—que fueron nuestros recuerdos.

Toda persona es una cueva, con nombre propio. Y, en general, en la vida transitamos de cueva en cueva. Así que, cuando entres en la cueva de otro —un amor, por ejemplo—, lleva a cuestas tus recuerdos porque también son tú. Y cuando te sepas cueva oscura e intransitable, no invites a nadie a recorrerla: son capaces de matar aquellos recuerdos, congelados o no.

Sombra tras sombra
dentro del poema
tu interior desvelo
cruzando su misterio
allí donde allá
te dibujo:
               sombra
centro del nadie
que todavía no sé
si existirá.
Cuando todo lo que es,
sii no sabremos,
sii se desintegrará,
sii no habrá amor en el siempre,
y quedáramos abandonados
en sus estelas que se nos irán;
qué poemas, tú,
cuando escribes en su interior:
     “Hablará por espejos,
      Hablará por oscuridad
      Por sombras
      Por nadie”.
Y sabiéndolo sentencias:
     “nadie es del color
             más profundo”.

 ℵ, Sii somos sombras, 14 de enero
Shadow after shadow
inside the poem
I unveil your core
crossing its mystery
here yet there
I draw you:
                  shadow
center of no one
whether I don't know yet
if it will exist.
When everything that is,
iff we’ll not know,
iff it’ll be disintegrated,
iff there will be no love in its timelessness,
and we will be left
inside steles that will be gone;
wow, what poems, you,
when you write inside them:
      “[Shall speak through mirrors,]
       [Shall speak through darkness]             
       [Through shadows]
       [Through no one.]
And still knowing it, you sentence:
       [“no one is of 
               the deepest color.”]

ℵ, Iff we are shadows, January 14

Hay corazones que son sombras; reconocerlos a través de su luz es también reconocerlos por sus sombras.
Lo más bonito, 
 exponencialmente bonito,    
 es que alguien te desnude por dentro    
 con tanta violencia    
 que aprendas el significado    
 de sentir vértigo    
                              como           
                              nunca           
                              has           
                              sentido           
y seas incapaz de describir     
la sensación     
   de estar cayendo,    
   haber caído ya    
   o haber sido destruido;    
y no puedas nombrarla    
      si estás cayendo,        
      si ya caíste        
      o si fuiste arrasado—        
 cuando lo único que hizo    
 fue regalarte lo irrepetible.  
—La Poeta Indómita

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