Vénceme en la tormenta, súrcame en tus versos: tus besos, tu espiral, tu caos; tus olas. Ízame en el tiempo: tu viento, tu música, tu diluvio; tu fuego. —ℵ
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Acuarelas, 2024, futurible Sobre el paso del tiempo VII |
Nota 1. Los escritos y poemas del pasado(comprendidos entre el 2014 y el 2015) usan la tipografía que estás leyendo.
Nota 2. La música que acompaña a los textos es la base musical sobre la que fueron escritos.
Nota 3. Reconozco que era muy arrogante, pero también me resulto (a día de hoy) adorable. Tampoco el estilo oscuro de escritura representa a mi yo actual, creo. Y he preservado los poemas sin querer corregir los errores.
Nota 4. Entonces escribía como ℵiemand y con el paso de los años transmutó en mi nuevo nombre artístico ℵ, dejando atrás lo que —mal— consideré mis arrepentimientos.
[El resto de textos han sido archivados, pero se pueden leer todos juntos aquí]
Se tarda toda una vida en olvidar el dolor infligido y más en perdonar lo que fueron una sucesión de mentiras perversas; quizá en el desamor todo vale, pero no todos practicamos la crueldad con la misma intensidad. Por eso he tardado nueve años en asomarme a mi abismo y observar el que fue mi talón de Aquiles, áquel que detuvo mi melodía durante dos largos e interminables años. Estoy hablando de historias reales, no ficticias ni virtuales.
Si regreso a una época que fue el comienzo del final de mi propia tragedia, es porque lo necesitaba, y también para poner en pie este texto para honrar al único amor de mi vida: la música—y mis gatos—; ellas son mi eternas acompañantes. Las últimas semanas de 2015—y posteriores—fueron una época trágica en la que también perdí muchos de los poemas por causas ajenas—y al gato que más he querido nunca—. Al margen, hay otros poemas que dejaré fuera para no hacer de este texto lo interminable.
enseñando lo que la vida ha intentado
que nunca servirá para cubrirnos a los dos.
la comprensión será un consuelo
más la incomprensión tu sino.
dado fue el recuerdo,
consuelo, que te di,
aunque sólo para ti.
pasando frío durante la noche,
y todo para nada, porque tú,
mientras sueñas, ni lo ves.
— ℵiemand, Febrero de 2014
Si el escultor talla en mármol su representación, el compositor esculpe sus emociones* con notas musicales.
* en su versión más poética y menos nihilista sería ‘esculpir su alma con música’ — ℵ
Siempre me pregunté cómo sería entrar furtivamente en el infierno, hacer germinar una rosa y huir de allí antes de ser absorbido por las llamas. Pues bien, ésta es ese tipo de historia: la de aquellos versos tallados en mis tinieblas; o parafraseando a Nietzsche:
Wer mit Ungeheuern kämpft, mag zusehn, dass er nicht dabei zum Ungeheuer wird. Und wenn du lange in einen Abgrund blickst, blickt der Abgrund auch in dich hinein. - Nietzsche
Así que allá vamos.
No lo oculto, durante aquellos años Nietzsche fue mi inspiración y tampoco ayudó que el siguiente libro formase parte de mi universo literario durante 2013 y 2014:
—Stefan Zweig”
Esta historia comienza descubriendo a una escritora que le escribía al viento sin ser consciente de que escribía música. Todo lo que vino después fue su tormenta. Y me parece justo recordarla, aunque su historia fuese tan corta como el proceso gripal durante el que la conocí. Quizá el accidente fui yo y nunca ella, ya que lo de la música venía de años anteriores.
Nos inspiramos en nuestro siguiente error y espiramos su alma. Almas que son música; errores que tienen melodía y que nos acompañarán por el resto de nuestras vidas. Fue, quizá, sólo entonces, cuando pensé que quería encontrar, no a mi equivalente literario, sino a alguien con quién compartiese naturaleza.
Y la escritura me sucedió día tras día.
Nunca lo confesé, pero no le escribía versos a nadie, sino una mujer imaginada que sería y será siempre mi musa: la que amaré hasta el final de los tiempos; porque como dijo alguien alguna vez ‘el poeta no tiene amante, tiene musa’; y qué gran verdad—pero a medias, como narraré en el último capítulo de ‘Sobre el paso del tiempo: sabor música’.
Las poetas no tardaron en emerger y, con ellas, las flores. De ahí a intentar ponerle límites al poema:
Entonces uno saca su espada y atrevido empieza a acelerar el ritmo, provocando un caos del que es absolutamente inconsciente, pero que para el otro supone una halo de vida o inspiración. Él sabe que siempre le faltará algo y que por mucho que se siente a escribir, jamás encontrará.
Venga, anímate oscuridad, siéntete libre y alimenta ese halo de luz que nunca podrá abandonar su lugar: lo oscuro. Por eso, el otro, le advierte con un fulminante grito ¡qué se detenga!: no te confundas, es el violín el que está haciéndote navegar desde el ostracismo de las profundidades del mar, tu mar, hacia la radiante superficie.
Y mientras uno asciende, el otro desciende. Y con estrépito lo entiende: los errores se pagan y las emociones nos condenan. La incomprensión siempre será nuestro sello de identidad. Y en las profundidades, mi fuego, has de saber, se apaga.
Y no nosotros.
Escritores — ℵiemand, Marzo de 2014”
Entre imposibles anda el juego—me dije—y abracé al violín con todas mis fuerzas, huyendo de las poetas; aunque nunca lo suficiente.
Pintora — ℵiemand, 2014
Si escribir es la transformación de lo que leemos—una historia real, un amor o lo que te conmueve—, no es menos cierto que también lo es de aquello que escuchamos—la música. En las partituras el silencio tiene signo propio y fue bonito poder decir ‘contigo silencio’ porque aprendí a omitirlas en la provocación—a las poetas—, comenzando una melodía de silencio de múltiples interpretaciones e incertidumbres que acabaría muy mal. Además, sería salvajemente poético poder acentuar el objeto de silencio, no en los poemas, sino en la musicalidad de lo que escribimos, por eso dejar constancia de los detalles.